Australia mantiene la «cabeza fría» ante tensiones entre EEUU y China

Donald Trump junto al presidente chino Xi Jinping

El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo hoy que su país mantiene «la cabeza fría» y «el sentido común» ante la creciente tensión entre Estados Unidos y China en la conflictiva zona del Mar de China Meridional.

«Son, exactamente, tiempos de incertidumbre y nuestra labor es trabajar con todos para reducir esa incertidumbre. Eso es lo que estamos haciendo», dijo Morrison a la radio local 6PR.

El primer ministro destacó las fuertes relaciones que Australia mantiene con Estados Unidos, su aliado histórico, y China, su principal socio comercial, y aseguró que «la prosperidad en la región ha sido de gran ayuda para Australia y queremos que continúe».

Morrison lo dijo tras el encuentro «no seguro» del domingo pasado entre un buque de guerra chino y un destructor estadounidense en una zona en disputa del Mar de China Meridional, lo que se suma a la disputa comercial y otras rencillas de tipo militar y político entre las dos potencias.

El ministro australiano de Defensa, Christopher Pyne, añadió al diario The Guardian que Camberra vería «cualquier tipo de uso de intimidación o tácticas agresivas en la región como desestabilizadores y potencialmente peligrosos».

Según fuentes estadounidenses el buque chino Luyans maniobró de forma «insegura y poco profesional» cuando el destructor Decatur de EEUU realizaba «operaciones de libre navegación» cerca de los arrecifes Gaven y Johnson y de las disputadas islas Spratly.

Pekín, que ha construido instalaciones de «defensa» en la zona, reclama casi la totalidad del Mar de China Meridional, una zona estratégica para el comercio internacional y rica en reservas de pesca, petróleo y gas, que también reclaman parcialmente Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y Taiwán.

El Ministerio de Defensa chino informó el martes de que ha enviado a un buque de la Armada china para persuadir al destructor estadounidense para que abandone el área por considerar que sus operaciones suponen una amenaza a su seguridad. EFE

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