EE.UU. tensa aún más la cuerda y sanciona al ministro de Exteriores de Irán

El presidente estadounidense, Donald Trump, se despide del primer ministro canadiense, Justin Trudeau (no aparece), este jueves después de su reunión en la Casa Blanca de Washington (Estados Unidos). EFE/ Erik S. Lesser

El Gobierno de EE.UU. sancionó este miércoles al ministro de Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, por ser el «principal portavoz del régimen en todo el mundo«, un paso que promete tensar aún más las relaciones con la República Islámica.

La decisión de Washington, en la práctica, excluye al jefe de la diplomacia iraní de cualquier hipotético futuro diálogo entre Washington y Teherán.

En declaraciones a la prensa, un alto funcionario estadounidense consideró que Zarif «ha actuado como un ministro de propaganda, no como un ministro de Exteriores»; y, además, el secretario de Estado, Mike Pompeo, lo acusó de ser «cómplice» de las «actividades malignas» de Irán en Oriente Medio.

«Esta acción es otro paso para negar al régimen de Irán los recursos que necesita para posibilitar el terror y oprimir al pueblo iraní«, manifestó Pompeo en un comunicado.

En concreto, en otra nota de prensa, el Departamento del Tesoro aseguró que Zarif ha supervisado «una de las entidades estatales más nefastas del régimen de Irán»: la Fuerza Quds, destinada a las operaciones en el extranjero y que depende de la Guardia Revolucionaria, designado como grupo terrorista por Washington.

En teoría, esos cuerpos responden directamente ante el líder supremo, Ali Jameneí, sancionado anteriormente.

Con este tipo de sanciones, Washington busca congelar todos los bienes que puedan tener en EE.UU. los individuos amonestados y se les prohíbe hacer transacciones financieras con cualquier ciudadano estadounidense; lo que en teoría les dificulta el acceso al sistema financiero internacional, basado en el dólar.

No obstante, justo después del anuncio de sanciones, Zarif se burló en Twitter del castigo de Washington y aseguró que no tiene bienes bajo jurisdicción estadounidense, por lo que las sanciones no le afectan.

«La razón de EE.UU. para sancionarme es que soy el principal portavoz de Irán en el mundo. ¿Es la verdad realmente tan dolorosa?», se preguntó.

A continuación, aseguró: las sanciones «no tienen ningún efecto sobre mi familia, puesto que no tengo propiedades fuera de Irán. Gracias por considerarme una amenaza tan grande para su agenda».

Cuando EE.UU. toma este tipo de medidas también prohíbe a los amonestados viajar a su territorio, pero los funcionarios iraníes ya tienen vetadas las visitas.

Sin embargo, como jefe de la diplomacia iraní, Zarif acude con frecuencia a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

Preguntado sobre si las sanciones impedirán que Zarif acuda a la ONU, un funcionario aseguró que el Departamento de Estado «cumplirá» con el acuerdo suscrito en 1947 entre la ONU y EE.UU. y por el que las autoridades estadounidenses se comprometen a permitir la entrada al país a los funcionarios que viajan al organismo internacional.

El 24 de junio pasado, el presidente de EE.UU., sancionó a Jameneí mediante la firma de una orden ejecutiva, que le daba capacidad para aplicar el mismo castigo a otros funcionarios iraníes, como Zarif.

En ese momento, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, adelantó que pronto Zarif sería sancionado; pero esas acciones se retrasaron porque algunos sectores del Gobierno de EE.UU. -especialmente en el Departamento de Estado- consideraban que ese castigo cerraría la puerta a la diplomacia.

Trump ha manifestado su deseo de dialogar con Teherán y, este miércoles, el Gobierno reiteró esa postura, pero consideró que Zarif no es un interlocutor válido.

Zarif, rostro desde 2013 de la diplomacia del país persa, lideró la delegación iraní en las negociaciones del acuerdo nuclear de 2015, suscrito por la República Islámica y seis grandes potencias mundiales (Francia, Reino Unido, Alemania, China, Rusia y EE.UU.) con el objetivo de que Irán limitara su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones.

Las tensiones entre Teherán y Washington han crecido desde que, en mayo de 2018, Trump retirara a su país del pacto nuclear y, como resultado, volviera a imponer sobre la República Islámica todas las sanciones que habían sido retiradas, incluidas las que afectan al sector petrolero.

Al principio, Irán tuvo paciencia; pero a principios de julio comenzó a incumplir sus compromisos nucleares, en un intento por presionar a la Unión Europea para que ayude a la maltrecha economía persa.

Las sanciones contra Zarif se producen justo antes de que este jueves se cumpla el plazo para que EE.UU. decida si renueva o no unas exenciones que concedió a China, Rusia y los firmantes europeos del acuerdo nuclear con el fin de permitirles colaborar con Irán en proyectos nucleares de uso civil.

Ese es uno de los pocos vestigios del pacto que siguen activos dentro de Estados Unidos. EFE

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