Firmin

Por Andrés Cárdenas Matute
@andrescardenasm

Frase cliché: “Profundamente conmovedora y una gran metáfora de la condición humana”. Aparece casi siempre al final de las críticas o comentarios literarios y tiene dos características: i) versatilidad, ya que es aplicada a igualmente a clásicos como a desperdicios posmodernos, y ii) pomposidad, ya que para el lector apresurado aparece como erudita y sensible. Revisando textos secundarios sobre la novela Firmin del norteamericano Sam Savage, la combinación aparece constantemente, sobre todo en blogs. Y pienso en que la espiral del silencio tiene su versión ascendente en la espiral del post: veo lo que otros dicen, leo, repito. Así, parecería que todo lo que se escribe es profundamente conmovedor y una metáfora de la condición humana. Es cuando el mundo empieza a perder el sentido.

“Yo nací, fui acogido y me amamantaron en el armazón deshojado de la obra maestra menos leída del mundo”, dice Firmin, refiriéndose a Finnegans Wake, de Joyce. Se trata de una rata que de tanto alimentarse de papel –vivía en una librería en Boston– aprendió a leer y padeció una especie de adicción-amor por los libros. Lo leía todo: historia, medicina, literatura, psicología, religión, etc. Se desarrolló interiormente como humano, atrapado en un cuerpo diminuto, repugnante y sin barbilla. Primero vivió clandestinamente junto a Norman, el librero, para después hacerlo oficialmente con Jerry, un escritor bohemio y fracasado en cuya descripción –incluso física– calza cómodamente el propio Savage.

La novela explota algunos tópicos que seducen al lector primerizo que se quiere sentir lector: la literatura como causa de aislamiento, soledad y melancolía frutos de una extraña superioridad moral; la lujuria como desfogue de esa combinación que hace del escritor un desterrado e incomprendido; el desprecio por los “escritores burgueses”; y citas, muchas citas. Desde que anotar las referencias culturales hizo que las generaciones google admiren a un escritor, desde que enumerar lo que he leído, oído y visto se convirtió en escribir una novela, las editoriales no fallan. Cientos de citas tomadas de libros, películas y canciones que hacen que el receptor se sienta poseedor de un amplio acervo cultural. Pero la buena historia brilla por su ausencia.

Comparar esta obra con lo que escribe Cormac McCarthy –para nombrar un compatriota coetáneo– es un despropósito. Pero los admiradores de Firmin pueden estar tranquilos: comparten equipo con Rosa Montero, Rodrigo Fresán y otros célebres para quienes, según sus frases recogidas en la contraportada, estamos ante un “disparo al corazón” y ante “sombras de Dostoievski”. Yo del centenar de citas rescaté a Fred Astaire, Cole Porter y Gershwin. Y ahí termina mi experiencia con Savage.

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1 Comment

  1. Estimado Andrés

    El mundo empieza a perder el sentido cuando la literatura deja
    de ser una metáfora pertinente de la condición humana. Y peor aun cuando lectores
    primerizos tienen espacios de opinión  que
    convierten en su pequeños reinos autoritarios y emiten cualquier criterio sin moderación
     y lo más triste sin conocimiento.

    Respeto tu opinión, cada uno es libre de que le guste lo que
    le de la gana. Por lo tanto si la escritura de Savage y de Fresán no son de tu
    agrado es tu problema. El problema viene cuando un lector primerizo desprecia a
    otros lectores primerizos por las lecturas que les gustan. Es fácil hablar de
    un canon desde una tarima sin respuestas (aunque es un poco triste en personas
    tan jóvenes como tu). Es que acaso piensas que la verdad es propiedad privada
    de los lectores académicos o pseudo académicos?

    No olvides dos cosas: primero, que aunque pienses que tus
    lecturas han sido tan extensas, no has leído nada, y no por tu falta de interés
    o educación sino también por tu tiempo de vida. Segundo, siempre alguien puede
    subestimarte como tú lo haces ahora, seguramente habrá muchos que han leído más
    que tú en entre esos Savage e indiscutiblemente Fresán.   

    Déjame hacerte una pregunta.

    Si Savage, que según tus palabras es un escritor bohemio y
    fracasado y  calza dentro de la descripción
    física del mismo Firmin (una rata) y además copia las citas de google, fue
    profesor y graduado en Filosofía en la universidad de Yale, dime tu, que es un
    articulista de larepublica.ec?

    Si hay algún gran escritor latinoamericano que es además un
    gran lector de toda la literatura y digo TODA la literatura estadounidense de
    todos los tiempos es Rodrigo Fresán. Por lo tanto tus palabras de desprecio
    hacia él en tu último párrafo me causan risa y además un poco de pena. La
    ignorancia puede ser a veces realmente atrevida, insensata e insultante.

    Al final la espiral de silencio se repite por todas partes.
    Por ejemplo: Estudio periodismo en una Institución religiosa entonces me gusta
    la literatura de Cormac McCarthy ergo resulta que The Road es una gran metáfora
    religiosa. Cierto? Veo lo que otros dicen, leo y repito.

    Te recomiendo que leas a Fresan, todos sus libros (hay que
    leerlo). Puedes leer también todos sus artículos en el malpensante o en pagina
    12 o en Letras Libres ahí te vas a dar cuenta que si Fresan no ha leído todo está
    bastante cerca. Te vas a dar cuenta también que tiene quizás más autoridad moral
    que tú en la crítica de Firmin. Lee también a Firmin.

    Ps.  Frase cliché: La
    buena historia brilla por su ausencia.  Roberto Arroyo

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