Ocupa la Plaza San Francisco

Por Damián Monroy Alvarado

Quien haya visto las noticias con algo de regularidad en los últimos tiempos o uno de los documentales de Michael Moore, sabe que algo está pasando en Estados Unidos. Acaban de sufrir uno de los peores gobiernos de su historia moderna, han sido golpeados por atentados terroristas, desastres naturales, dos guerras y para coronar el drama (cual súper producción de Hollywood), ahora enfrentan una crisis financiera que aún está muy lejos de terminar y parece reservarles la peor parte de sus posibles efectos para los meses que están por venir.

Estamos acostumbrados a que esta nación ejerza una enorme influencia sobre el resto del planeta. Sus atentados terroristas redefinieron nuestra forma de viajar, su política de tasas de interés benefició los precios de nuestros principales bienes de exportación, sus guerras movieron la economía global, y los efectos de la crisis financiera que está a punto de reventar en Wall Street amenazan con regarse por todo el mundo.

El más reciente producto gringo que acabamos de importar es el movimiento Occupy Wall Street. Razones para la protesta de los gringos que acampan en el distrito financiero de Nueva York hay muchas, y todas parecer ser muy válidas. Eso no ha evitado que uno que otro oportunista haya buscado beneficiarse o que algunos activistas radicales aprovechen el momento para intentar vendernos la idea de que el problema no es una falla en el sistema, sino el propio sistema.

El movimiento OWS tuvo eco en un grupo de ecuatorianos que tomaron la iniciativa de auto convocarse para acampar en la Plaza San Francisco de Guayaquil (nuestro distrito financiero) a un plantón “por la dignidad humana, contra el sistema financiero internacional” y para “hacer frente a las injusticias, prepotencias y perversidades del capitalismo global” como reza el comunicado publicado por el movimiento en su perfil de Facebook

Hasta aquí todo estaba perfecto, un grupo de jóvenes de izquierda convocados a protestar por el capitalismo, es decir nada que no estemos acostumbrados a ver. De todas maneras, y pese al cliché, yo hasta llegué a considerar la posibilidad de mirar este movimiento con el mismo agrado que veo las protestas en Wall Street. El problema para mí vino después, cuando mirando el Timeline de la cuenta @AcampadaGYE encontré referencias al #30s, ataques a quien parece tener intenciones de candidatizarse a la Presidencia de la República el banquero Guillermo Lasso, a Oswaldo Hurtado, y hasta al Municipio de Guayaquil. Ya en la manifestación se vio un cartel en el que hacían referencia a los “lazos” de los banqueros (cartel que no fue explicado pese a mi insistencia). Otro cartel mencionaba que la revolución será feminista ¿?. Con este último cartel cometí un error de principiante al basarme en una foto oscura y de muy baja resolución para escribir un Tweet. Yo pensé que la pancarta decía “revolución leninista” cuando en realidad decía “revolución feminista”. Reconozco el error, pero en mi favor solo puedo decir que un cartel que diga Leninista en un encuentro de jóvenes de izquierda no es nada raro. En fin.

Para cerrar el tema del cartel quiero decir que no me queda muy claro cómo encajaba en el contexto de protestar por los abusos del capitalismo global una consigna en favor de la revolución feminista, pero supongo que con la diversidad de temas por los que se protestó aquella noche, uno más, no hacía daño a nadie.

Y fue así como lo que empezó como una buena idea terminó convirtiéndose en un evento clásico de izquierda, donde se protesta contra el capitalismo, los machistas, los banqueros, el alcalde neoliberal y abusivo, y hasta por Oswaldo Hurtado y su infame sucretización.

Las plazas son sitios públicos y cualquier ciudadano o grupo de ciudadanos pueden tomarlas para protestar en ellas. A mí sin embargo me cuesta un poco asimilar que este grupo de jóvenes haya dejado fuera de la lista de los temas que los indignan la concentración y el abuso de poder, el estrangulamiento gradual a la democracia, la falta de transparencia sobre el #30s, la asfixiante y costosa propaganda oficial, los atropellos a la libertad de expresión (advertidos ya por la SIP, HRW y el relator de la CIDH). Todos eventos muy frescos, vigentes, de alcance nacional y que han ocurrido en los últimos cuatro años.

Yo con todo gusto puedo protestar por la crisis financiera que se le viene a los gringos y al mundo, pero me siento obligado a protestar primero por aquello que tengo justo ahí, en frente de mi nariz.

Más relacionadas

12 Comments

  1. Creo que el movimiento, ya globalizado de, de los «Indignados», tiene caracterizticas propias en cada país en donde la gente está protestando masivamente ahora.
    En nuestro Ecuador, estamos KBREA2, y el motivo de indignación que nos aqueja, es el cúmulo de abusos de esta cuasi dictadura que nos gobierna.
    Necesitamos rebelarnos contra las amenazas a la libertad de expresión, la abusiva avalancha propagandista del gobieno, la corrupción solapada dentro del régimen, la pretensión de contolar el sistema judicial; asunto este último notorio en el escandaloso juicio en cotra de El Universo.
    Sin ebargo, nosotros los cabreados, muy poco estamos haciendo, si sigue así nuestra pasividad, el Mashi se eternizará en el poder; y allí si vamos ha estar todos RECONTRA CABREADOS.

    • Las crisis económicas-financieras de Grecia, Nueva Zelanda, Australia, se han ocacionado a causa del bajón económico sifrido por EE. UU. Entonces si hablamos de crisis que se exportan de un continente a otro, lo más seguro será decir que es una crisis global, prodcto de un capitalismo global. Creo!!

    • Las crisis económicas-financieras de Grecia, Nueva Zelanda, Australia, se han ocacionado a causa del bajón económico sifrido por EE. UU. Entonces si hablamos de crisis que se exportan de un continente a otro, lo más seguro será decir que es una crisis global, prodcto de un capitalismo global. Creo!!

Los comentarios están cerrados.