Afinando la puntería

Jesús Ruiz Nestosa
Salamanca, España

Un distintivo parecido al que utilizan los de la Cruz Roja se quiere crear para los periodistas que trabajan en zonas de conflicto, para hacerlos fácilmente reconocibles y se sepa que no son combatientes. La propuesta surgió de la ONG Campaña Emblema de Prensa (PEC por sus siglas en inglés), la misma que acaba de denunciar, en su sede de Ginebra, los atropellos sufridos por los periodistas latinoamericanos. Afirmó que muchos gobiernos del continente intentan “instrumentalizar el periodismo independiente para presentarlo como su nuevo enemigo interno”.

Interno y externo, pues los mismos gobiernos, y varios otros alrededor del mundo, evitan que periodistas de otros países crucen sus fronteras por temor a que se sepa afuera lo que está sucediendo en esos regímenes que habitualmente son sangrientas tiranías. Un ejemplo muy próximo es la expulsión que dictó el Gobierno cubano contra el periodista español Manuel Vicent, del diario “El País”, alegando que sus artículos no reflejaban la realidad de la isla: que es un paraíso, que todos los cubanos viven felices, que comen en abundancia y no existen presos políticos. A pesar de las gestiones que realizó en su favor el embajador de España en La Habana, no se logró cambiar la decisión de los hermanos Castro.

En este mismo momento el tirano sirio, Bachar el Asad, responsable de genocidio con su propio pueblo, no permite la entrada de corresponsales extranjeros, y los horrores que vive la población, que pide a gritos y a cuerpo gentil que se vaya el dictador pues desean vivir en democracia, solo pueden ser vistos, desde afuera, por fotografías y breves videos grabados con teléfonos celulares.

Muamar el Gadafi había aceptado la presencia de corresponsales extranjeros a los que encerró en un hotel céntrico del que solo podían salir acompañados por un funcionario del gobierno que le llevaba nada más que a los sitios que él (el funcionario, no el periodista) estaba autorizado a mostrárselos.

En un acto organizado para presentar el informe sobre la situación de la prensa y de los periodistas en Latinoamérica, la ONG en cuestión hizo referencia a las persecuciones y crímenes que se cometen en diferentes países, como México, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Argentina (donde la publicidad del Estado, que es una cifra importante, solo se destina a la prensa “amiga” diciendo que son varios los gobiernos que quieren ver a la prensa como su nuevo “enemigo interno”. No es exacta la información. No es que estos gobiernos intenten ver a la prensa como sus enemigos, sino que la prensa independiente y los periodistas “son” sus enemigos al dar a conocer la corrupción y la forma en que se intenta manipular la realidad para hacer aparecer a los gobernantes como los mejores que ha tenido el país en toda su historia.

Los narcotraficantes mexicanos no matan a los periodistas por equivocación. Los buscan para matarlos pues no quieren que la prensa dé a conocer las atrocidades que se cometen en ese mundo marginal de la droga y su tráfico. Por eso me sospecho que el distintivo que propone la ONG de Ginebra sirva más bien para que los mercenarios puedan afinar la puntería y no para salvar la vida de los periodistas.

Lo que se debe pedir es que la justicia funcione, que se investiguen las muertes violentas, los ataques terroristas contra los edificios de los periódicos y, sobre todo, que aparezcan los culpables. Se sabe muy bien por qué mataron a Santiago Leguizamón. ¿Pero sabe alguien quién fue el que lo mató? Son innumerables los crímenes que se cometen y son muy pocos los delincuentes que responden de sus acciones ante la justicia. Sí, pidamos el distintivo que nos diferencie de los combatientes con armas de fuego, porque los periodistas seguiremos combatiendo desde nuestros artículos, afinen ellos o no la puntería. Nosotros afinaremos nuestro lenguaje.

* Jesús Ruiz Nestosa es un destacado intelectual paraguayo. Su columna ha sido publicado en el diario ABC Color, de Paraguay.

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