Ella baila sola

Por Martín Santiváñez Vivanco
Pamplona, España

La influencia que ejerce Nadine Heredia sobre su esposo, el presidente Ollanta Humala, hasta el momento, ha sido positiva. La primera dama ha demostrado ser una mujer perspicaz, intuitiva, dispuesta a todo por el protagonismo. Tiene su propia agenda política. Es tanta su importancia que ya se habla, incluso en círculos oficialistas, de un «cogobierno».

Hace unos días, Nadine Heredia lideró una delegación que viajó a Brasil a reunirse con Dilma Rousseff con el fin de estudiar posibles vías de colaboración y «aprender» de la experiencia del gigante del sur en el imprescindible tema de la lucha contra la pobreza. En el fondo, Lima intentaba relanzar las relaciones con Brasilia, debilitadas después de que el humalismo se inclinara por otros socios económicos a pesar del apoyo de Lula y el Partido dos Trabalhadores (PT) durante la campaña. Ante el distanciamiento, y para demostrar la importancia que Brasil tiene en el imaginario humalista, la co-presidenta viajó con una delegación de primer orden, en el avión presidencial.

El escándalo no tardó en llegar. Se cuestionó, como es obvio, el carácter no público del cargo de primera dama, la excesiva importancia de Nadine Heredia en el círculo del Gobierno (en una ocasión dijo de una ministra que era «su ministra»), la subordinación de la política exterior a las ambiciones electorales de la pareja presidencial y el gasto excesivo en el que se había incurrido. Alan García, haciendo gala de sus reflejos, recordó que él nunca utilizó el avión presidencial para viajar al extranjero. Lo cierto es que, pese a las furibundas críticas de la prensa y la oposición, la figura de Nadine Heredia se mantiene sólida en las encuestas. La primera dama es la carta más firme del humalismo de cara hacia el futuro.

Y lo es porque ha dado muestras de una capacidad de adaptación beneficiosa para el país. El primer año de Gobierno humalista es la prueba de que Nadine Heredia subordina la ideología a su firme voluntad de poder. Es una pieza fundamental para comprender el pragmatismo de Ollanta Humala. Incluso tiene más popularidad que el presidente. A diferencia de Cristina Kirchner, Nadine Heredia no es una prolongación de la ambiciones de su esposo. Ella baila sola. Mientras la primera dama mande, ojalá que continúe primando el sentido común. Por el bien del Perú.

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