Cuba abre sus fronteras

Por Jesús Ruiz Nestosa
Salamanca, España

Sin motivo aparente, de tanto en tanto recuerdo una noche pasada en un hotel de Varadero, Cuba, donde conocí a dos pintores cubanos que habían sido contratados para pintar unos murales en el sitio. Fue una conversación larga y por momentos para mí confusa. Yo venía de un país en el que la glorificación del campesino, del trabajador y la denuncia de prácticas esclavistas estaba prohibida; mucho más: estaba penada por la ley del dictador, la que llevaba él escrita en su cabeza. Enfrente tenía a dos artistas para los que la glorificación del campesino y su trabajo era una obligación. De lo contrario eran penados de distintas maneras.

De tanto en tanto se me ocurre imaginar qué pudo haber pasado con ellos: tal vez hayan huido a Miami en una balsa, o se asilaron en algún país mientras acudían a un curso, una exposición o una conferencia; tal vez estén en Cuba en un proceso de reeducación que anule sus tendencias contrarrevolucionarias. También es posible que sigan en la isla pintando campesinos gloriosos cortando la caña en campos de cultivos que no les pertenecen, cosechando una caña propiedad del Estado que les dará algo parecido a un pago.

De un tiempo a esta parte la economía cubana se ha abierto. Ahora les es permitido a los ciudadanos tener su propio negocio, tener su propia cosecha en tierras que siguen siendo del Estado, claro está, y comercializar lo que obtengan de su trabajo. Pero todo a pequeña escala. A esas innovaciones hay que sumarle otra novedad: Cuba ha decidido abrir sus fronteras para permitir a sus ciudadanos ir y venir a y de cualquier parte del mundo. Se ha anulado la “tarjeta blanca” que era la que permitía viajar y ya no será necesario que se realice el engorroso trámite de la “carta de invitación” que el aspirante a viajero debía exhibir al solicitar el permiso de salida.

Los cubanos podrán tener ahora un pasaporte que costará 200 cuc (pesos convertibles cubanos equivalentes a unos 951.200 guaraníes), un precio inaccesible para un ciudadano común que gana una media de 20 cuc mensuales (unos 95.000 guaraníes). Dicho de manera más simple: el coste del pasaporte equivale a diez sueldos mensuales ¡casi un año de trabajo! Este nuevo documento tendrá una validez de dos años y se lo podrá renovar en dos oportunidades y en cada una de ellas las autoridades se reservan el derecho de hacerlo o no. La reforma de la antigua Ley Migratoria se encarga ya de enumerar todas las causas por las cuales se le puede negar el pasaporte a quien lo solicita o simplemente no renovarlo.

El periódico oficial “Granma” editorializó sobre el tema y aclaró que “se mantendrán las medidas para preservar el capital humano creado por la Revolución, frente al robo de talentos que aplican los poderosos”. Esto también me recordó aquella visita a Cuba en la que el guía de nuestro grupo era un joven, sano y fuerte, que tenía un título de ingeniería en máquinas por la Universidad de Moscú y había decidido trabajar como guía turístico pues con las propinas que le daban ganaba hasta cuatro veces más de lo que hubiera podido ganar ejerciendo su profesión en una empresa del Estado. Por lo tanto, el ladrón más grande de los “talentos cubanos” no son los “poderosos”, sino el propio Estado.

La actualización de la ley migratoria con vistas a volverla acorde con “las necesidades actuales” aclara que “los atletas de alto rendimiento, técnicos y entrenadores vitales para el movimiento deportivo cubano continuarán necesitando una autorización adicional para realizar viajes por motivos personales” pues, siempre de acuerdo al diario “Granma”, voz oficial del régimen, “Cuba estará obligada a mantener medidas para defenderse de las políticas dirigidas a despojarnos de los recursos humanos imprescindibles para el desarrollo económico, social y científico del país”.

La cosa está clara: Cuba dice que ha abierto sus fronteras de modo que sus enemigos del “imperio” no puedan decir ya que “Cuba es una gran cárcel”, como escribió no hace mucho la “bloguera” disidente Yoani Sánchez. Desde mediados de enero del próximo año, los cubanos podrán salir de la isla, incluso podrán viajar a Miami, aunque con la nueva ley migratoria los hermanos Castro no han hecho nada diferente a todos los otros dictadores, no importa del signo que sean: han cambiado una ley para que todo siga igual.

Más relacionadas

2 Comments

  1. Las personas son consideradas «recursos», que no tienen ni voluntad, ni decisión. El régimen los cuida y los conserva como si fueran «sus» cosas. Y hay por supuesto el capitalismo de estado, el que explota a los trabajadores para sostener una burocracia política.

Los comentarios están cerrados.