Nuestro destino en el 2013

Por Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

En los últimos años el Ecuador se ha vuelto cada vez más dependiente del petróleo. Por eso es importante seguir su evolución y analizar los factores que podrían afectar su comportamiento futuro. Porque al final, nuestro destino está atado a su precio.

Nos hemos vuelto tan dependientes del petróleo porque nadie quiere hacer inversiones productivas en el país y lo único que mueve a la economía es el consumo financiado por el altísimo gasto público (financiado a su vez por el espectacular precio del petróleo).

Es que nadie va a invertir en un país en el que el Gobierno ve a los ricos con desconfianza y odio, en el que se pone reglas que matan la rentabilidad de las empresas, en el que constantemente se cambia la Constitución y las reglas laborales, en el que se pone un impuesto a la salida de divisas y en seis años se hace 10 reformas tributarias. Quién va a invertir en un país donde el Presidente del Banco Central declara haber falsificado su título.

En fin, por estas razones, hoy somos más dependientes que nunca del petróleo y por eso es importante analizar cómo se comportará.

El precio del petróleo en el mercado mundial depende de dos grandes factores: la economía y la política. Lo económico se refiere a cómo estarán la oferta y la demanda en el próximo año y en eso daría la impresión que el precio podría bajar en algo, pues en los últimos años la producción de petróleo en el mundo ha subido más rápido que su demanda. Por eso, la Agencia Internacional de Energía espera una pequeña sobreoferta. De esa manera, si no ocurre nada más, si la geopolítica en el planeta no nos da sorpresas, en el año 2013 podríamos ver una caída del precio del crudo.

Por el lado de la oferta hay que resaltar el crecimiento de la producción en los EE.UU. de petróleo y de gas natural de pizarra (shale gas), mientras que por el lado de la demanda hay que mencionar la débil recuperación de la economía de los EEUU, el estancamiento de Europa y la desaceleración de China, India y Brasil.

Pero como ya se dijo, hay un segundo factor clave para entender el comportamiento del precio del petróleo: la geopolítica mundial. Una fuerte caída del precio del petróleo podría desatarse por un colapso de la zona euro (algo cada vez menos probable) o si Estados Unidos no soluciona su problema fiscal (también algo poco probable).

Aumentos del precio podrían venir si la situación en Egipto o Siria se complica, pues ambos países están cerca de los grandes productores; si recrudecen las protestas en Qatar o si en Irán empeora la relación de los curdos con el Gobierno de Bagdad.

Y si todo esto es tan relevante para el país es porque en lugar de disminuir su influencia cada vez somos más dependientes del petróleo. Y nada indica que vayamos a romper esa adicción.

* El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente en el diario El Comercio.

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4 Comments

  1. Ecuador el año pasado estaba en el puesto 143 en el grupo de los países en donde es más seguro invertir, este año ha caído al puesto 149, mientras que nuestros vecinos Colombia y Perú están en el grupo de los 40s. Y es obvio, si me ponen a escoger un país con seguridad jurídica como Colombia y nuestro querido Ecuador que tiene como presidente a un mitomano que depende del ánimo del que amanece para poner a temblar a cualquier sector productivo con más carga impositiva, con prohibiciones, con más trámites burocráticos y con las amenazas constantes, a ojo cerrado hay que invertir a donde sea más seguro.

    El mitomano vive tranquilo porque las ganancias del oro negro le han permitido extralimitarse con el gasto, dejando de lado la inversión en producción, dando gusto y dádivas a la gente vaga y castigando la prosperidad de la gente productiva, porque en este gobierno miserable ser próspero y tener dinero es un delito. Ya quisiera verlo si el precio del petroleo baja.

    Pese a todo, los que confiamos en nuestro trabajo (porque no podemos confiar en el mitomano) aquí estamos, dando la lucha para salir adelante. Ya vendrá un gobierno más ecuánime para poder emprender con mayores facilidades, como será el Gobierno del señor LASSO.

  2. Se vienen las hidroeléctricas. Recuerde que Correa está construyendo OCHO al mismo tiempo. Eso nos ayudará a no depender del petróleo. ¿Cuáles son sus intenciones en escribir que todo marcha mal en el país? Tenemos problemas, pero estamos MEJOR que antes. Sus recetas neoliberales del «excesivo gasto público» sea SATANIZADO nos llevó a la ruina o miseria con los gobiernos anteriores. Este no es un gobierno perfecto, pero ejecuta muchas obras y se ocupa de la educación y salud.

  3. El momento que desde el gobierno se hace propaganda por un movimiento
    politico y no por el pais Ecuador ya tenemos un problema, las
    hidroelectricas el seguro la salud mejoraran porque nosotros los
    ecuarorianos lo necesitamos, no por correa, saldremos de la pobreza por
    nuestro esfuerzo no por ningun gobierno.

    Las equivocaciones de
    alianza pais estan a la vista Sr Albornoz su opinion es valiosa, y
    debemos entender que disentir no es hablar mal.

    Ecuatorianos
    moralmente la revolucion ciudadana ha perdido autoridad, existen buenos
    candidatos pero sobre todo existe la necesidad de cambiar seis anios
    han sido suficientes.

  4. Siempre que leo que ecuatorianos nos comparan con nuestros vecinos Peru y Colombia, yo me pongo a pensar si estos individuos leen algo sobre lo esta pasando en esos paises, o solo repiten lo que los medios interesados le dicen a la poblacion para «doparlos» de que se encuentran el el paraiso solo porque las «elites» de siempre les va de maravilla. Ayer me encontre este articulo de un peruano, escribiendo desde el Peru y nos da una vision de adentro como los propios peruanos ven al Peru. En Ecuador la discusion es por el tirulo que falsifico P. Delgado hace 22 anios, o bien por la libertad de expresion, cosa que no tiene ningun asidero, lean y piensen en lo afortunados que somos en vivir en el Ecuador de hoy, y valoren el pais que tienen y viven, sino mudense a vivir donde nuestros vecinos.

    DIFICIL 2012
    Gustavo Espinoza M.

    Suele atribuirse al Presidente Manuel Prado
    -la figura política más caracterizada de los banqueros en los años del
    fulgor oligárquico- la idea que en el Perú existen tan sólo dos clases
    de problemas: unos, que se resuelven solos; y otros, que no se resuelven
    nunca.

    Aun faltan algunos días para concluir el difícil año
    2012 en el país de los Incas, pero salvo imponderables que pueden
    esperarse, lo previsible es que culmine este periodo cronológico de la
    vida nacional sin sorpresas mayores. Entre los problemas que se
    resolvieron solos y aquellos que aún no se han resuelto y tal vez no se
    resuelvan tampoco más adelante, las aguas se han ido aquietando.

    Lentamente se han ido acomodando las fuerzas hasta forjarse un
    escenario en cierto modo tranquilo, en el que la confrontación social se
    ha atenuado y las fuerzas actuantes en política han alcanzado un cierto
    nivel de tolerancia mutua. Incluso los núcleos más radicales -como la
    Mafia Fujimorista- parece haberse adormilado, y atenuado su belicosidad,
    pensando, tal vez, que su silencio pueda coadyuvar mejor al indulto
    anhelado por su conductor y líder.

    Tan sólo un sector del APRA ha mostrado cierta beligerancia pero por un asunto menor: la colocación del busto de Pedro Huilca
    en una plaza que -ridículamente- considera que “le pertenece” porque en
    ella fue situada hace algunos años, una estatua de Haya de la Torre.

    Las encuestas confirman la tendencia. Las más recientes elevan en
    varios puntos el nivel de aceptación presidencial que bordea hoy el 50%,
    al tiempo que registran una saludable recuperación en el estimado de la
    alcaldesa de Lima, Susana Villarán, que habrá de afrontar un reto
    complicado: la consulta revocatoria fijada para el próximo 17 de marzo.
    Podría considerase, entonces que los vientos de fronda lucen relegados y
    que las cosas marchan por los caminos de la normalidad. No es tanto
    así. Y es que -como decía Pablo Neruda- bajo la tierra “un nuevo río corre, profundo y poderoso”.

    Si queremos hacer una breve reseña de la historia vivida en el Perú en
    los últimos doce meses, hay que recordar que el año se inició alzado con
    el conflicto de Conga, en la región minera de Cajamarca. Allí fue
    posible descubrir ricos yacimientos de oro en la sima de las lagunas. Y
    la voracidad de las empresas no halló otra lógica que secarlas para
    apoderarse del mineral.

    Esto -como se recuerda- soliviantó no
    sólo a la población local, sino que concitó un extendido reclamo
    ciudadano a lo largo y ancho del país.

    Como suelen decir los expertos, finalmente el tema quedó en “stand by”,
    aunque es público que las empresas empeñadas en el tema le van sacando
    la vuelta a todos, y siguen su tarea con sigilo, cuando no con la
    complicidad de ciertas autoridades.

    Lo previsible es que Conga
    se vuelva a poner en la orden del día de los peruanos en el transcurso
    del año que se inicia. No sólo porque vencen plazos, sino sobre todo
    porque los dueños del capital no pueden seguir trabajando “por lo bajo” tanto
    tiempo. Ya hoy se sabe que lo hacen. Y se denuncia. Pero mañana la
    noticia se convertirá en escándalo, que ni el gobierno podrá explicar.

    Es en este tema de Conga que puede apreciarse el estilo de gestión del Presidente Humala.

    Líder de un gobierno relativamente precario, el Jefe del Estado se ha
    convertido en un experto en el manejo de conflictos, pero no por
    abordarlos, ni por resolverlos, sino más bien por eludirlos. Se agacha,
    se pone de costado, mira en otra dirección, esquiva las preguntas,
    desliza una sonrisa, elude las respuestas, formula una excusa y, en el
    extremo, esconde lo que piensa en un mensaje de Twitter que su esposa
    Nadine maneja con inusitada destreza.

    En el fondo, practica lo que los expertos llaman “la política del silencio”, que en el Perú cae bien después de dos gobiernos -Toledo y García- tan inconsistentes como bullangueros.

    El conflicto de Conga refleja una suma de otros problemas: defensa del
    medio ambiente, manejo de la ecología, uso de los recursos energéticos,
    proyectos de desarrollo, alivio a la pobreza; pero también configura un
    conjunto de temas que nunca se han abordado con seriedad en el país: la
    relación entre el Poder Central y las regiones, por ejemplo; o el
    vínculo entre las autoridades y la población, si se quiere. Pero por
    donde se le mire, se trata de un conflicto potencialmente explosivo que
    bien podría estar en el centro de nuestras preocupaciones en los
    próximos doce meses.

    La problemática social también asoma en el
    escenario. En el transcurso del 2012 hubo importantes conflictos, como
    la huelga de los Maestros -por etapas- y la lucha de los médicos y de
    los trabajadores de la salud. Pero también las huelgas en el Poder
    Judicial y en el sistema penitenciario.

    Algún distraído podría
    suponer que al abordar estos items, se ha puesto el dedo en la llaga, ya
    que -en efecto- la educación, la salud y la justicia se sitúan en el
    centro del drama nacional; pero no. Estos reclamos no han tenido que ver
    con las preocupaciones del país, sino con los salarios de los que
    laboran allí. Y, claro, no se han resuelto tampoco, de modo que este año
    se pondrán nuevamente en la agenda social.

    Pero hay otros de la
    misma agenda que no se han tocado: la Ley General del Trabajo, o la de
    Negociación Colectiva, han permanecido como herencias de un pasado
    oprobioso en el que la “desregularización” de las relaciones de trabajo
    convirtió el escenario en una suerte de terreno baldío en el que lo
    único que se impone, es la ley del más fuerte. En la materia, a lo largo
    de toda su gestión, las autoridades pueden mostrar un record: cero balas, cero puntos.

    El Ministerio del Trabajo, en 17 meses de gestión gubernativa ha servido para lo que Sofocleto decía que servía un tacho de basura en el Perú: para echar la basura en torno a él. Y nada más.

    La crecimiento de la espiral de la violencia, los conflictos del VRAE
    -hoy llamado VRAEM, Mantaro incluido- el “renacer” del terrorismo y la
    actividad del MOVADEF, pusieron en el centro de la atención de los
    peruanos un asunto más bien delicado: la seguridad ciudadana. Y para
    protegerla asomaron como tenazas de un mismo escorpión la ingerencia yanqui y la legislación represiva.

    Las expresiones de lo primero, fueron múltiples: la instalación de 7
    bases militares con presencia norteamericana en nuestro suelo, el
    incremento del narcotráfico y su secuela de sicariato y de crimen; y las
    incontables visitas de personalidades del Staff yanqui que acudieron a
    nuestra capital para asegurarle al Presidente Humala que Hugo Chávez es
    un malvado, y que en Washington él encontrará mejores amigos.

    En cuanto a lo segundo, la cosa no queda en pequeño: propuestas como la llamada “ley del negacionismo”
    podría convertir en eventuales reos a cualquiera de los que escribimos
    en torno al terrorismo. Porque asegurar que una determinada acción no
    fue obra de Sendero, sino hecha por agentes del Estado, y otros; podría
    convertir nuestra vida en un infierno. Pero hay más: hablar del
    Marxismo-Leninismo o de la Lucha de Clases, bien podría ameritar un
    juicio por “apología del terrorismo” por obra y gracia del Procurador Galindo, como en los mejores años del chinito de la yuca.

    Y es que en el Perú se persiste en la errática idea que Sendero
    Luminoso es un Partido Político, que tiene una Ideología, un Programa de
    Lucha y un Ideal Socialista. Premisas todas que bien pueden servir para
    encarcelar a la mitad de los peruanos en el 2013.

    Hay entonces
    caldo de cultivo para potenciales explosiones. Y ellas podrían ocurrir
    en el año que se inicia si se confirman tres amenazas puntuales:

    Si se persiste en la idea de que los conflictos sociales y el orden
    público se resuelven con prácticas represivas, legislación punitiva y
    disposiciones administrativas; si se sigue creyendo en la buena voluntad
    de la Casa Blanca para “ayudar al Perú” y si se ignora la voz del
    pueblo que exige cambios.

    Por de pronto, es posible ver que -por
    lo menos en el Perú- la historia se repite, y que aquí no alcanzamos a
    comprender las lecciones del pasado. Pareciera tener razón, por cierto Iñaki Egaña, el novelista español de la Guerra Civil, cuando afirma que “los
    humanos son capaces de negar la realidad que tienen frente a sus ojos,
    con la ilusión que, de esa forma, desaparezca de sus vidas”.

    Ni ilusos ni desmemoriados, los peruanos tenemos el deber de hacer honor a nuestra historia.

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