La voz de las cavernas

Jesús Ruiz Nestosa
Salamanca, España

En declaraciones públicas, un personaje pidió que se uniera en Paraguay el PLRA con movimientos de la “izquierda progresista”. En rigor y por lo que se entiende históricamente por “izquierda”, ella ha sido y sigue siendo esencialmente progresista; concretamente desde que se la utilizó por primera vez en 1789 en la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la Revolución Francesa. Progresista en cualquier parte del mundo excepto en nuestro continente latinoamericano en el que ella sigue encandilada por el estalinismo criminal de la ex Unión Soviética o con el castrismo que funda su legitimidad en el paredón de fusilamientos como medio eficaz para combatir “las agresiones y sabotajes contra mi país”. Así lo ha dicho el propio presidente cubano Raúl Castro en un discurso pronunciado en Santiago de Chile la pasada semana. “Nuestras leyes no permiten la pena de muerte, está suspendida. Pero allí está de reserva…”. Buena reserva para la “democracia participativa” de la que gozan los habitantes de la isla caribeña.

Días atrás me llegó un panfleto que me llenó de satisfacción porque venía a confirmar lo que vengo sosteniendo desde hace bastante tiempo. Llevaba como firma una secretaría de no sé qué en lugar de los nombres de quienes lo redactaron. Se denunciaba allí la línea editorial de nuestro periódico por “calumniar a Cuba” y las 47 líneas siguientes (esto es lo que da en la pantalla de mi ordenador) son un rico muestrario de cuanto término soez, chabacano, arrabalero, ordinario, ofensivo se puede encontrar en el mejor diccionario de sinónimos. Llegué a creer que podrían haber consultado el “Diccionario del insulto” (Juan de Dios Luque, Editorial Península, Barcelona 2000).

Primero pensé calificarlo de “lenguaje cavernario”. Después recordé que cuando el hombre de las cavernas se quiso expresar, nos dejó esos impresionantes bisontes pintados en las paredes de Altamira y de Lascaux, con rojos vivos, colores brillantes como brillantes habrán sido los colores de un mundo en el que el aire era puro, sin contaminar. Me pareció una falta de respeto al Hombre de Cro-Magnon compararlo con quienes dicen representar al “pensamiento progresista” de la izquierda. No me imagino a Santiago Carrillo ni a Ananías Maidana utilizando este lenguaje soez y no creo que nadie pueda poner en tela de juicio la militancia de ambos.

Coincidencia feliz: horas más tarde me informé sobre las “elecciones” que se realizaron en Cuba en el inicio de la semana. Utilicé comillas en “elecciones” porque la palabra significa “acción y efecto de elegir” y en su tercera acepción: “libertad para obrar” (RAE). Ninguna de ambas cosas se dan en un acto en el que los cubanos debían “elegir” 612 miembros para la Asamblea Nacional entre 612 candidatos que les ofrecía el Gobierno.

En la Asamblea Nacional están representados todos los grupos humanos que habitan Cuba; mejor dicho, casi todos, ya que no participan en dicha asamblea quienes son críticos con el régimen. Si bien la propaganda oficial se empeña en aclarar que tales candidatos no son propuestos por el Partido Comunista Cubano sino por las organizaciones de masas (Comités de Defensa de la Revolución, Central de Trabajadores de Cuba, Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, Federación de Estudiantes Universitarios, Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media y Asociación de Combatientes de la Revolución), ellas, para poder existir, deben declarar, explícitamente en sus estatutos, su lealtad incondicional a la Revolución.

Quien desee llegar a la Asamblea Nacional debe iniciar su carrera política en una asamblea de barrio en la que los vecinos le voten. Esta asamblea se realiza bajo la fiscalización de miembros de Comités de Defensa de la Revolución y tanto en el caso anterior como en este, la votación se realiza a mano alzada. Y hay que tener cuidado en saber cuándo hay que levantarla y cuándo no, ya que de equivocarse el “elector”, le pueden hacer levantar las dos y Raúl Castro ya dijo en Chile cuál es el destino de tales ciudadanos.

Me sigo inclinando por el Hombre de Cro-Magnon.

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