Recado a Superbancos

Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

Repetidamente la Superintendencia de Bancos ha venido advirtiendo a la ciudadanía del ilícito accionar de chulqueros que a través de «hojas volantes… …ofrecen créditos a bajas tasas de interés sin requerimientos de garantía alguna y sin requisitos adicionales…», los que se concretarían mediante citas «en el domicilio o en el lugar de trabajo del solicitante, puesto que no cuentan con oficinas en el país». Según mis registros, el primero de esos avisos fue sobre el «Credibank (31 de octubre de 2012); y más recientemente, a fines de junio de 2013, sobre un supuesto «Grupo Procredit», con el agravante de que en este último caso los piratas hasta usan un nombre igualito al de un banco existente (Banco Procredit), cuestión que también ha sido advertida por la Superintendencia.

Si grave es el chulco -incluido el brutal sarcasmo de las «bajas tasas de interés»- peor es un segundo supuesto, al que no se ha referido aún la Superintendencia, por lo menos en público: la captación ilícita de depósitos, pues afecta a un interés superior, el de los ahorristas. Para supuestos como ese la ley de instituciones financieras –más allá de la pena por el delito- faculta expresamente al órgano de control no solo a imponer una multa equivalente al 10% de los fondos captados, sino a ejercer, respecto de los presuntos infractores, las mismas facultades de inspección que dicha ley le confiere respecto de las instituciones controladas (art. 121).

Dicho lo anterior, va el recado: parece que en algún espacio del hotel Sonesta, en Guayaquil, está haciendo base de operaciones un «regional sales manager» de un banquito de Curazao (South America International Bank Curacao NV, Saibank), que no está autorizado a operar en Ecuador; el sujeto en referencia, exfuncionario de un par de instituciones financieras locales y con número local de celular, se ha dedicado a llamar a «sus» exclientes, intentando que muevan sus depósitos hacia su nuevo empleador, en el Caribe. Es probable que ahora traslade su base, pero convendría que la Superintendencia alerte nuevamente a la ciudadanía sobre esta clase de piratas del caribe.

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