La Tesis VIII y el Estado de Excepción

Carlos Arcos Cabrera
Quito, Ecuador

El autor Walter Benjamin se suicidó en Port Bou, el 26 de septiembre de 1940. Su intento de huir del nazismo a través de España, tocaba a su fin. La República Española había caído. Bertolt Brecht, escribió sobre la decisión de su amigo:

Me dicen que, adelantándote a los verdugos,

has levantado la mano contra ti mismo.

Ocho años desterrado,

observando el ascenso del enemigo,

empujado finalmente a una frontera incruzable,

has cruzado, me dicen, otra que sí es cruzable.

Benjamin, es un pensamiento complejo, inclasificable, profundamente heterodoxo. Según Michael Löwy  se nutrió por igual del romanticismo alemán, del mesianismo judío y del materialismo histórico. Entre 1939 y 1940, escribió un conjunto de notas que se conocen como Tesis sobre el concepto de historia. Una de las traducciones del alemán al castellano fue realizada por Bolívar Echeverría, quien nos recuerda las circunstancias en que fueron escritas: «…es un borrador, compuesto en diferentes momentos entre fines de 1939 y comienzos de 1940, a partir de notas escritas en un cuaderno, en papeles de muy distintos formatos, inclusive en bordes de periódicos. Es el escrito de un hombre que huye, de un judío perseguido».

  1. La Tesis VIII.

Benjamin sostiene: «La tradición de los oprimidos nos enseña que el “estado de excepción” en que ahora vivimos es en verdad la regla».

  1. La circunstancia.

La tesis VIII es de una actualidad sorprendente y a la vez reveladora del presente. Por un lado, de la circunstancia histórica creada en estos meses por los movimientos sociales y en especial, por el movimiento indígena. Por otro lado, del carácter absolutista, reaccionario y autoritario del correato. Lo que originalmente se conoció como Revolución Ciudadana y que accedió al poder gracias al apoyo de los movimientos sociales que se hicieron eclosión en los noventa ha degenerado inexorablemente en un gobierno centrado en la voluntad y los deseos de una persona: el presidente. Como sostiene Alejandro Moreano, él es la encarnación del Estado, del conjunto de la sociedad y de la misma historia. Es el comienzo y el fin. Con él comienza la historia y sin él, no hay historia.

El correato ha declarado el Estado de Excepción, arguyendo la erupción del Cotopaxi, pero ante todo tratando de enfrentar la erupción social en marcha y particularmente, la del movimiento indígena. Al hacerlo, ha confirmado en toda su profundidad la Tesis VIII.

Los indios viven desde hace quinientos años bajo un Estado de Excepción, ni el advenimiento de la República ni la Revolución Liberal y menos aún la Revolución Ciudadana, modificaron esta circunstancia histórica. Racismo, opresión, represión, «la violencia de los vencedores» se ponen al día en la figura del Estado de Excepción. Para los indios, el Estado de Excepción es la regla. De allí también, la continuidad de la lucha y de la resistencia indígena.

  1. Una frase final.

Benjamin reflexiona: «En el estado excepción, si la causa es la guerra, la revolución u otras catástrofes, el príncipe reinante está destinado desde el comienzo a ejercer el poder dictatorial». Ese la realidad del país, ahora. Un poder dictatorial que transforma en pantomima la verborrea revolucionaria del correato.

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