Gonzalo A. Zurita
Guayaquil, Ecuador
Las Fuerzas Armadas son la razón de ser de los países constituidos como libres y soberanos. Nacieron antes que existieran constituciones y se institucionalizaron con la creación de los Estados. No dejarán de existir mientras los Estados mantengan un territorio físico bajo su dominio. Las Fuerzas Armadas, cuán más profesionales, constituyen un perenne orgullo nacional pues se deben a sus patrias y a nadie en particular.
Los pueblos son su razón de existir al constituirse en el nexo entre ciudadanía, Gobierno y Estado; sus creencias religiosas y valores existenciales; los derechos ciudadanos y las responsabilidades gubernamentales; la vigencia de la justicia, el modelo económico de desarrollo y el eventual progreso como nación.
El grado de profesionalismo de las Fuerzas Armadas depende de la constitucional conducción de los Estados. Los sistémicamente quebrantados procesos políticos conducen a la inconstitucionalidad y a una potencial degradación de las Fuerzas Armadas. El poder en manos de dictadores pseudoconstitucionales o de facto corroe el valor de las Fuerzas Armadas.
La Constitución puede dejar de funcionar, no así las profesionales Fuerzas Armadas, último baluarte del orden constituido y autoridad moral de un Estado. Si las Fuerzas Armadas fallasen, los Gobiernos se convertirían en Estados y sus ciudadanos perderían sus intrínsecos valores existenciales. En el caso de Ecuador: Dios, Patria y Libertad.