Entre muros y otras ideas “brillantes”

Martina Rapido Ragozzino
Quito, Ecuador

Desde que se anunció la candidatura de Donald Trump a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, numerosas fueron las personas que pusieron un signo de interrogación sobre los posible desenlaces. Lo cierto es que Trump ha manejado su campaña de manera tal que asustaría a cualquier persona con un mínimo de criterio y un ligero conocimiento de la historia. La campaña en contra del magnate va más allá de ser demócrata o republicano, considero que la ideología política no entra en juego aquí, sino un mínimo de humanidad.

Trump ha realizado una campaña llena de discursos ofensivos e ideas radicales que han generado la duda de miles de estadounidenses y de ciudadanos de todo el mundo. A pesar de eso, también ha generado la aceptación de muchos conservadores dispuestos a apoyar su candidatura, diga lo que diga, insulte a quién insulte. Tan es así que el magnate ha ganado ya 743 delegados y su carrera hacia la presidencia parece estar peligrosamente cerca de la meta: se necesitan 1237 delegados para lograr la nominación. Afortunadamente, las elecciones en Wisconsin han frenado ligeramente la carrera del empresario norteamericano y la victoria correspondió a su contrincante, el senador ultraconservador, Ted Cruz.

Entre las “brillantes” ideas de Trump, tenemos la construcción de un muro entre México y Estados Unidos. Ciertamente la política migratoria entre los dos países ha sido complicada por años, pero la solución de adoptar un nuevo muro de Berlín en pleno siglo XXI carece de sentido. Con la construcción del muro se destruiría el tan preciado sueño americano, el reconocimiento de un país libre lleno de oportunidades para todos. Además, la construcción del muro implica también desconocer el rol de los migrantes en una sociedad diversa que, con mucho esfuerzo y ciertas problemáticas, ha logrado convivir más allá de las diferencias. Esta idea casi alcanza lo ridículo cuando el candidato republicano manifestó que México deberá pagar entre 5-10 millones de dólares para aportar a esa descabellada construcción.

Pero al parecer Trump no tiene la capacidad de aceptar las diferencias y de ser tolerante. Otra de sus “brillantes” ideas se refiere a prohibir el ingreso de musulmanes al país como política para combatir el odio que –supuestamente– sienten todos los musulmanes por los Estados Unidos. Es difícil creer que para una persona la solución a los graves peligros que comportan los extremistas islámicos y grupos como ISIS se resuelven con una prohibición generalizada. El rechazo hacia un grupo que profesa la misma religión ya ha ocurrido hace algunos años, y sabemos muy bien a que llevó eso. Esta idea hitleriana de segregación y rechazo a las personas por su religión no puede ser aceptada ya que, a estas alturas, deberíamos haber aprendido de nuestra historia.

Pero Trump no se limita en querer prohibir la entrada de musulmanes. En noviembre ya mencionó que hará de todo para detener la entrada de refugiados sirios al país. Pues si, su “deslumbrante” idea es hacer una lista de vigilancia para todos los refugiados que hayan ingresado a Estados Unidos. No sería del todo errónea supervisar los refugiados que entran a un país, siempre y cuando esto sirva para garantizarles sus derechos pero no para marginarlos. La idea de generar una base de datos es estigmatizante y preocupante dentro de una crisis humanitaria tan grande como la que estamos atravesando. Con las acciones tomadas por algunos países europeos y las ideas de Trump, deberíamos cuestionarnos qué tan humanitarios están siendo los Estados del mundo.

Aún así las ideas de Trump lo están llevando a hundirse bajo su propio peso. La semana pasada, durante su campaña electoral cometió el error –aunque personalmente lo veo como algo positivo dadas las consecuencias que tuvo– de manifestar que las mujeres que se practican un aborto deberían enfrentar algún tipo de castigo. Esto, junto con el sin fin de comentarios machistas y poco educados que ha expresado el empresario norteamericano respecto de las mujeres, hacen preguntarse cuánto podría trabajar una persona como Trump a favor de ellas e incluso cómo espera conquistar los votos de la población femenina.

Latinos, musulmanes, refugiados, mujeres, discapacitados, han sido pormenorizados por medio de las ideas de Trump. La verdad es que todo esto permite cuestionarse a favor de quién efectivamente va a trabajar el republicano si llega a ser electo, lo que si es seguro es que ciertos grupos recibirán ataques y persecuciones. Las propuestas de Trump deberían ser señal de alarma no sólo para los electores norteamericanos sino para la población mundial en general. Personalmente me pregunto: si presidentes menos radicales llegaron a provocar grandes daños por el poder que les concede ser comandante en jefe de los Estados Unidos, ¿qué podemos esperarnos de alguien como Donald Trump? Seguramente más muros y otras ideas “brillantes”.

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