¡La unidad sí importa!

Héctor Yépez Martínez
Guayaquil, Ecuador

¡Tranquilos que ya ganamos!, parece ser el espíritu de cierta oposición. Confiados por el derrumbe de Alianza País, con una economía tan en crisis como la credibilidad del Presidente, algunos piensan que la próxima campaña será pan comido.

Lenín pagará el costo político. Por Glas no vota ni Patiño. El gobierno no tiene cuadros. Estas y otras frases adornan la falacia de quienes piensan que diez precandidatos a la Presidencia son muy pocos, porque el régimen igual perderá la elección.

Para probar el error de este ingenuo triunfalismo basta mirar a los vecinos. El azar define en Perú la victoria de candidatos con menos de 0,5% de distancia. Macri ganó raspando en Argentina. Poco antes fue al revés: Dilma y Maduro se reeligieron con las justas y hoy caen en gravísimas crisis sociales. En cambio, en Venezuela la oposición sí logró un triunfo amplio y contundente en la Asamblea, todo gracias a una palabra mágica: unidad.

Sí, unidad entre quienes pensamos diferente, pero eso no nos impide trabajar juntos por la libertad de los jóvenes para estudiar y emprender, por el progreso de familias hoy sin empleo, por la justicia que merecen los enfermos sin medicinas y los campesinos sin caminos vecinales.

En Ecuador, unirnos no es solo vital para un nuevo gobierno, sino en una nueva Asamblea que exige dos tercios para cambiar leyes orgánicas que hoy alzan impuestos, amordazan la expresión y arriesgan el seguro social. Y aunque es improbable juntarnos todos, toditos —ni siquiera pasó en Venezuela—, sí es posible consolidar una tendencia que, superando vanidades, sustituya el robo de todo menos la esperanza por un modelo real de eficacia y prosperidad.

 

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