La conformidad de Asch

;aríasol Pons

El contexto del experimento es que a un grupo de entre 6 y 8 personas se les solicita que indiquen cual es la línea más similar -en un grupo de tres- a la standard a comparar. Dentro del grupo sólo hay un sujeto de estudio, el resto es parte del experimento.

Aún cuando el sujeto en cuestión puede determinar con sus propios ojos que la línea que escogen sus compañeros de grupo es más corta o larga que la comparada y que la respuesta es errada, él se conforma y responde el mismo error que los demás. El sujeto niega lo que ve con sus ojos y se rinde a la influencia del grupo.  Cuando se le preguntaba a un sujeto la razón de responder erradamente a conciencia, él contestaba que el grupo, por ser más personas, debía saber más que él o no querían ser ridiculizados. Hay variantes del experimento, como por ejemplo, cuando el sujeto puede contestar por escrito y esto lo salva del escrutinio de publicar su respuesta, entonces no se produce una distorsión del juicio sino que el sujeto responde correctamente.

De acuerdo al experimento de Asch, si había unanimidad en la oposición en la respuesta entonces el individuo abandona su propio juicio y contesta lo mismo que los otros.

Así por encima, suena patético. Sin embargo ¿cuántas veces en la vida no hemos visto a personas reaccionar irreconociblemente ante la verdad? o ¿cuántas veces no nos hemos visto nosotros mismos en esa posición? El experimento no compete a hacer juicios de valor sino a lo materialmente evidente. Este experimento es un clásico de la psicología social y es un referente, que aún cuando hoy no se lo podría hacer porque el sujeto en cuestión es engañado dentro del experimento (desconoce que el resto del grupo actúa en concierto) dice mucho del comportamiento del ser humano cuando se ve solo frente a la verdad.

En varios experimentos 76% de los sujetos apoyaron las respuestas falsas. También es interesante que un 25% nunca cedió a la presión de grupo. La unanimidad en el grupo era esencial para que el sujeto abandonara su posición. Es importante distinguir entre conformidad pública y aceptación privada. La primera quiere decir que el individuo apoya la respuesta grupal a sabiendas del error, la segunda quiere decir que el individuo se convence de que la respuesta grupal es la acertada.

La vertiginosa velocidad de la vida nos lleva muchas veces sin plantearnos temas muy básicos en cuanto a por qué actuamos de cierta forma y es fácil que la presión del grupo o la fuerza de la “marea” nos empuje en direcciones que no hemos escogido. El experimento de Asch es una evidencia de lo que puede suceder generalmente en la sociedad. Si el individuo se siente minoría es altamente influenciable. Y si no es influenciable puede distorsionar la verdad más evidente con tal de ir la con la masa.  Nuestro país y el mundo necesita de seres humanos de ese 25% que no cedió a la presión de grupo, por lo menos, en los temas dirimentes de la vida.

 

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