Feminicidio [*]

¿Por qué aumenta el número de crímenes en contra de mujeres de toda edad, pero especialmente a partir de la pubertad? ¿Es nuevo este hecho?¿Cómo reacciona la sociedad? ¿Qué rol corresponde a los Estados frente  a esta situación? ¿Por qué hay oposición y no entendimiento entre los sexos?

Estas son algunas de la inquietudes que nos invaden cada vez que nos golpea la información de los medios, incluida la que se difunde a través de los espacios de internet y esta última a mayor velocidad y con caracteres alarmantes.

Intentemos algunas explicaciones:

Los roles de género se marcaron tempranamente en la vida social. El hombre buscaría recursos y eso le obligaría a emigrar y alejarse de la familia. Su inicial pareja se quedaría en un lugar fijo porque debía cuidar la vivienda y el crecimiento de las criaturas. El hombre viajero, cazador, negociante o guerrero ganaría en seguridad, autonomía e incluso prestigio,  de tal manera que  estaría en capacidad de satisfacer con ventaja sus intereses biológico-sexuales, con otras mujeres. Esa es una primera diferencia: el hombre dedicado a la aventura, al descubrimiento de nuevos espacios y conocimientos  y la mujer al cuidado de la familia, a la creación de formas de supervivencia cotidiana y  mantenimiento de esos saberes. Pero al estar sola estaría expuesta a la invasión de su cuerpo por transeúntes y pícaros.

Este esquema básico se repite a través de los siglos con las variaciones que  permiten los sucesivos modos de producción y la posesión o ausencia de riqueza material y simbólica. Los componentes actuales que han incrementado la violencia contra las mujeres  parecen provenir de  las siguientes vertientes.

1.

Un rechazo a la revolución feminista. A través de los milenios, individualmente algunas mujeres habían tomado conciencia de las condiciones de desigual de su existencia y habían denunciado frente a la comunidad su rechazo a esa rutina agresiva. Esa protesta se volvió colectiva desde los tiempos de la Revolución Francesa (S. XVIII) y continuó sin amilanarse en el XIX y en el XX en torno al respeto y goce de sus derechos humanos. En el XXI la protesta de las mujeres plantea nuevos derechos, los derechos sexuales especialmente el derecho a decidir sobre su cuerpo. A quitarle el privilegio de propiedad sobre las féminas. Aunque no todas las mujeres sean conscientes de esta lucha prioritaria y sostenida les llega como un rumor que la actitud agresiva y egoísta de los hombres no es normal ni aceptable e intentan rebelarse tímidamente a través del lenguaje cotidiano o con la negativa a satisfacer los caprichos y exigencias masculinas.  El feminismo ha creado categorías de análisis de la ideología masculina y de su campo de acción viril cuya potencia se reafirma constantemente a través del ejercicio de la fuerza y el poder. Pero las carencias de dinero o de prestigio frente a los otros machos le llevan a la desesperación predisponiéndole a la muerte viril. Para resarcirse de su potencia machista busca sujetos pacientes, preferentemente mujeres, en quienes visibilizar o ejercer el mandato de la masculinidad.

2.

Para los tiempos actuales la población mundial ha crecido desproporcionadamente en relación a la disminución y encarecimiento de los recursos. Enormes grupos de familia y personas sin ingresos rodean las ciudades llevando a cuestas una pesada carga de incertidumbres. A los hombres la falta de ingresos afecta su virilidad y quieren recuperarla mediante el ejercicio de violencia contra las mujeres.

3.

Los Estados están más comprometidos con la obra pública que marque la imagen de un líder o grupo político en su paso por las instancias de autoridad; interesados en satisfacer los compromisos con las élites que han financiado su campaña; en mantener recreativamente el apoyo de las masas populares que aseguran votos fieles,  que en acabar de raíz con las desigualdades sociales, comenzando con una educación liberadora de la pobreza y de los estereotipos, una educación que desarrolle pensamiento creativo y actitudes éticas.

4.

Hay líderes que tergiversan el papel de las mujeres interesadas en la participación política y buscan a aquellas débiles,  sin preparación adecuada para un desempeño de calidad  con responsabilidad histórica. A esas mujeres entusiastas las confunden volviéndolas sumisas y obedientes a los caprichos de su líder adorable y ellas se olvidan de su deber fundamental en relación con sus congéneres y sus grandes requerimientos humanos y de ciudadanía.[‡] Comúnmente estos gobernantes son autócratas y veleidosos.

A campo abierto  la violencia contra las mujeres se incrementa, se agudiza. Llega a situaciones inadmisibles y escalofriantes.

Muchos hombres, sin recursos suficientes para la sobrevivencia, disminuido su ancestral poder y su propiedad sobre las mujeres, sin educación ética ni emocional y con la apatía y cierta complicidad de las leyes  y la concupiscencia de los órganos de la justicia o de los profesionales que defienden a los reos, queda la senda preparada para que los hombres violentos sigan en sus prácticas macabras. Elsie Aguilar, especialista en temas de violencia de género, sostiene que los hombres se sienten dueños de las mujeres. Matan a las mujeres porque están convencidos que son suyas”.

¿Qué respuesta podemos dar a este panorama de crimen, odio, apatía, resignación o desafío imprudente?

Creo que hay una respuesta fundamental: EDUCACIÓN a todo nivel con programas dosificados pedagógicamente según los grupos de edad y por diferentes medios, incluidos los tecnológicos actuales y en diferentes espacios de la vida ciudadana. ¿Cómo se interesó a las familias inadvertidas de las ventajas de la alfabetización? Con CAMPAÑAS NACIONALES incisivas, preparadas y monitoreadas al detalle por un personal de alta calidad humana, pedagógica y técnica. Hoy la escolarización gira alrededor del 95% de la niñez en edad escolar. Es lo que hay que hacer para erradicar el feminicidio,  para crear conciencia del respeto a la vida y a los derechos de las mujeres, en particular al derecho a vivir una vida sin violencia.

[*] Se considera Feminicidio el asesinato en el que hay complicidad del gobierno por omisión dice la Abog. Silvia Buendía en entrevista concedida a Expreso, 25 de junio, p.3. “La violencia de género se le fue de las manos al país”.

[†] Silvia Buendía (art.cit) dice: “Antes teníamos el INFA y el Consejo Nacional de la Mujer… la Ley 103 contra la Violencia a la Mujer, las Comisarías de la Mujer donde las mujeres iban a denunciar sin necesidad de abogados, audiencias, pruebas. Denunciaban y les daban la boleta de captura ( el culpable estaba imposibilitado de acercarse a la casa donde vivía la agredida)”. Diario Expreso,

[‡]  La abogada Buendía señala que los índices de violencia contra la mujer se incrementaron en los últimos diez años “porque hubo en nuestra política  un personaje que solo podía comunicarse a través de la violencia en su discurso… especialmente y específicamente contra las mujeres” op.cit.

Paula Granda Vega, en su libro El Macho Sabio también analiza el discurso sexista y violento del Presidente  Correa.

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