A son of man

Carlos Jijón Jurado
Guayaquil, Ecuador

Creo que es justo decir que no he sido el promotor más grande del cine ecuatoriano en los pocos años que llevo escribiendo este blog. Y no es nada personal, solo considero que gran parte de las películas producidas en este país no son más que intentos de hacer películas que ya se han hecho antes con niveles variados de éxito (pero principalmente malas). No dan la impresión de ser trabajos hechos con competencia en mente. Están contentas consigo mismas, como si fueran hechas para impulsar el ego de un cineasta y no para entretener o estimular a una audiencia.

Entonces imaginen mi sorpresa al ver A Son of Man, que bien podría estar entre las cosas más extrañas que he visto en mi vida. Pónganse cómodos porque esto es un poco difícil de explicar. La película es un curioso experimento que busca mezclar la realidad con el cine de ficción. Y dirás, “eso ya existe, se llama documental”, pero creo que en este caso podría ser más que eso. Un hombre loco fue a una expedición a la selva con su hijo y afirma haber grabado la experiencia como si fuera una película de ficción, lo que resulta en la narración de una historia que parece ficticia y se ve ficticia pero que podría ser verdadera.

Las personas que lean mis artículos probablemente podrán recordar que hable mal de Agujero negro hace unas semanas porque era muy tacaña visualmente. Y aunque la comparación con esta película quizá no sea justa considerando el gran presupuesto de A Son of Man, esto es una obra de arte. Es una de las películas más hermosas y visualmente espectaculares que he visto en todo el año. Más de la mitad del tiempo no podía concentrarme en lo que pasaba porque estaba tratando de descifrar cómo había sido logrado.

Pero me imagino que no vinimos aquí a hablar de cinematografía. Lo que quieren saber es si la película funciona, ¿verdad? Y la respuesta es, sorprendentemente, sí. Aunque creo que tengo que aclarar unas cosas primero. La historia no es nada original, por ejemplo. Tenemos a padre e hijo buscando un tesoro perdido en la exótica tierra de Sudamérica, que es tratada con un misticismo casi esotérico que parece salido de una novela del siglo XIX. Tampoco me parece que el filme funciona como una narrativa tradicional. Todo se ve como una película de ficción normal pero nunca se siente como una historia normal. La narrativa está fragmentada en diferentes pedazos que se sienten bastante independientes unos de otros y el hecho de que no haya actores en la película hace que haya una gran falta de drama. Los personajes hablan con un tono de voz calmado y monótono que es bastante natural pero no es nunca emocionante y al ser una historia real, no hay una conclusión fuerte al final del viaje. Y acepto la noción de que eso tiene sentido. En la vida real no todo concluye de una forma limpia y clara, pero esa es precisamente la razón por la que existen las libertades artísticas.

Así que no funciona en ese sentido, pero lo hace en uno distinto. Lo que hace la cinta mejor que cualquier otra que haya visto posiblemente en mi vida es ser inmersiva. Gracias principalmente a extraordinarias técnicas de grabación y personas que no actúan como si estuvieran en pantalla, se siente como si estuvieras ahí. Es difícil de describir pero no es como un documental, donde una persona tiene una cámara y otras le hablan directamente al espectador. Tampoco se siente como un filme narrativo normal donde estás siguiendo la historia de personajes ficticios. Es una sensación extraña como si estuvieras dentro de la expedición. Lo cual es excelente porque significa que no importa que ya hayas escuchado la historia antes. Puedes haberla escuchado, pero nunca la has vivido.

Lo compararía con una novela. Parece un libro con descripciones muy largas y detalladas en el que llegas a entender y sumergirte en un mundo fascinante. Hay muchos momentos en los que el filme no documenta acción, sino que explora espacios y lugares enfocándose en pequeños detalles de modo que permiten a la audiencia fijarse en ellos y sentirse como si estuviera en el lugar. Entonces, por ejemplo, estamos en una casa y la cámara viaja lentamente a través de ella y al verla tan de cerca y de una forma tan real puedes aprender acerca de su naturaleza, su historia y sus habitantes. Es una experiencia bastante surreal que se vale principalmente de espectaculares valores de producción, principalmente una increíble banda sonora y grandiosos escenarios.

A Son of Man es una verdadera obra de arte y estoy seguro de que le ayudan bastante los extraordinarios recursos que posee (su presupuesto es mayor que muchas producciones de Hollywood), pero lo que hace que verdaderamente se destaque es su ambición. Si soy honesto creo que la idea de que está creando un nuevo género es un tanto presuntuosa cuando hay una muy importante escena de cine de no ficción que hace cosas parecidas sin nunca hacer declaraciones similares. ¡Pero no importa! El hecho de que tenga esas adorables presunciones es lo que resulta en algo tan original y diferente. Incluso cuando creo que falla en algunas cosas, no puedo deprimirme demasiado porque está haciendo algo que nunca he visto antes. Es el tipo de cinta que otras personas miran y quieren imitar, no una copia de algo más que ya existe. Al final ese detalle es el que hace toda la diferencia del mundo.

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