El próximo paso en Venezuela debería ser un bloqueo naval

Luis Fleischman
Washington, Estados Unidos

En cuanto se desarrolla una sólida coalición internacional contra el régimen de Nicolás Maduro y las sanciones contra líderes militares y políticos continúa, observamos un progreso significativo.

Más de 400 miembros de las fuerzas de seguridad ya han desertado, en su mayoría oficiales de nivel medio y bajo y sub-oficiales, pero hay también algunos altos oficiales.

Los desertores incluyen miembros de la Guardia Nacional y la Policía. Hasta el momento, la figura más alta ha sido el general Hugo Carvajal, un ex jefe de inteligencia que denunció al régimen de Maduro como un corrupto narco-régimen con conexiones al grupo terrorista pro-iraní Hezbolá. Carvajal también instó a los militares venezolanos a abandonar a Maduro y unirse a la oposición.

La deserción de Carvajal, quien ahora está retirado, es muy importante dado el papel que jugó en el pasado. Carvajal es un narcotraficante involucrado en actividades delictivas que logró escapar de la extradición a los Estados Unidos. De hecho, nunca hemos presenciado este tipo de disensión y retroceso del régimen. Este es el resultado directo de la acción conjunta de una oposición interna unificada junto a una efectiva presión internacional.

La reciente votación en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde una propuesta de los Estados Unidos que llama a Venezuela a permitir la ayuda humanitaria en el país y celebrar elecciones libres, fue derrotada por el veto de Rusia. Esto prueba que soluciones internacionales que incluyan países más allá de las democracias son prácticamente imposibles. Es por eso que la resolución de la crisis venezolana debe continuar operando en el marco de una coalición internacional de democracias mundiales, particularmente de América del Norte y del Sur y Europa.

¿Qué estrategias se puede lograr legítimamente? Hay miembros de la oposición venezolana que apoyan plenamente una intervención militar de los Estados Unidos para deponer el régimen. Sin embargo, los países de América Latina ya rechazaron esa opción. El «Grupo de Lima», un grupo de países latinoamericanos aliados con los Estados Unidos que incluye a doce países, se ha distanciado de la opción militar la semana pasada en una reunión en Bogotá. Brasil, un fuerte aliado de los Estados Unidos que estuvo representado por su vicepresidente Hamilton Mourãu, rechazó la opción militar. Esto pese a que el propio Mourãu es un ex general y un hombre de línea dura con respecto a Venezuela.

La Unión Europea también declaró que la intervención militar debe ser evitada. Esto lleva a la conclusión de que la exitosa coalición internacional contra el régimen de Maduro podría desmantelarse. A esto se suma la muy probable oposición dentro de Estados Unidos a tal opción y en este momento la política de Trump hacia Venezuela goza de apoyo bipartidista.  Dado que mantener la coalición internacional y el apoyo bipartidista en los Estados Unidos es crucial ¿Cuáles son las opciones?

Sigue siendo extremadamente importante mantener al gobierno y al ejército venezolanos en un estado de temor. Por lo tanto, es necesario mantener el mensaje de que «todas las opciones están sobre la mesa». Sin embargo, como señalamos anteriormente, la estrategia actual está funcionando, de manera lenta, pero funciona.  Actualmente, el apoyo político, militar y económico para el régimen de Maduro proviene de Cuba, Rusia y China. Venezuela debe enfrentar una situación en la que permanece totalmente aislado, donde no se debe permitir que productos o armas lleguen al régimen.

El analista Tom Rogan escribió en un artículo que los Estados Unidos deberían, a través de una especie de sitio naval, bloquear los suministros de petróleo de Venezuela a Cuba. Con esto se ejercería presión sobre los cubanos para que abandonen a Maduro. Rogan predice que, dado que Cuba depende del petróleo venezolano para necesidades vitales como la electricidad, tal medida sería lo suficientemente pesada como para que Cuba retire su apoyo a Maduro. Sin embargo, esto no garantiza que los cubanos abandonen a Maduro dada la característica obstinada intransigencia del régimen cubano. Sin embargo, un bloqueo naval general, una idea que ya planteé en el pasado, que separaría a Venezuela del resto del mundo, no solo a Cuba, parece ser un paso más efectivo.

Los EEUU tienen la capacidad de hacerlo y evitar el movimiento desde y hacia Venezuela de barcos que pueden ayudar al régimen de Maduro a sobrevivir. Tal medida evitaría principalmente el apoyo externo al régimen. Como ya hemos señalado, países como Rusia, China y Cuba tienen un gran interés en mantener vivo el régimen. Curiosamente, se informó que China inició contactos con el presidente interino y líder de la oposición, Juan Guaidó. Un bloqueo naval podría convencer a China, el mayor acreedor de la deuda de Venezuela, de abandonar a Maduro.

Un bloqueo naval es una forma de incrementar las sanciones y es razonable que podría gozar del apoyo de la actual coalición internacional democrática. Al mismo tiempo, es posible que, si las sanciones generaron deserciones, un bloqueo naval podría multiplicarlas. Los bloqueos navales han sido históricamente efectivos. El bloqueo naval a Alemania durante la Primera Guerra Mundial fue una medida crucial para asegurar la victoria de los aliados. Lo mismo sucedió con el bloqueo de la Confederación durante la guerra civil en Estados Unidos.

Es cierto que estos bloqueos causaron sufrimiento a la población civil, ciertamente en el caso de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, en la situación de Venezuela, es poco probable que la situación de la población empeore como resultado de dicho bloqueo. Pero debería sacudir a la corrupta élite venezolana, particularmente a Vladimir Padrino y a los generales que ahora apoyan al régimen.

Contrariamente al caso de Alemania, en Venezuela hay ayuda humanitaria lista para ser enviada desde países como Colombia y Brasil, una ayuda actualmente bloqueada por el régimen de Maduro. Esta ayuda humanitaria seria la única salida y esperanza no solo para la gente sino también para las decenas de miles de hombres y mujeres que forman parte del aparato militar y de seguridad. Tal situación conduciría a más deserciones. Simultáneamente, se debe advertir a Padrino y sus cómplices militares que cuanto más esperen para abandonar el régimen de Maduro, más severo será el castigo que recibirán. Las vidas de las élites políticas y el aparato de seguridad y militar venezolanos deben tornarse insoportables y aterradoras hasta el punto de que lleguen a la conclusión que la lealtad al régimen no es el camino a seguir. La caída de Maduro será una realidad cuando las Fuerzas Armadas dejen de apoyarlo y el aparato de seguridad se derrumbe.

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