El inicio del fin; Venezuela libre

Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador

El 30 de abril del 2019 quedará marcado en la historia como el día en que, después de luchar por más de tres meses, los militares patriotas decidieron dar la espalda a la dictadura y ponerse del lado correcto. La imagen del líder opositor Leopoldo López junto al presidente Guaidó y los miembros de las Fuerzas Armadas fueron el detonante que reactivó la esperanza que tanto necesitaba el pueblo venezolano e hizo que se llenaran las calles para buscar el definitivo cese de la usurpación.

El regreso de López a las protestas, después de ser la insignia de la lucha en el 2014 contra la dictadura y de durar cinco años bajo injusto arresto por ello, es un riesgo muy grande que tomar, pero logró su cometido. Su liberación es un claro acto de rebeldía y una dura derrota para la dictadura, que el preso político que utilizaban como trofeo para hablar de que “la oposición golpista nunca volverá”, caminó las calles de Caracas junto al pueblo sin ningún tipo de problema. El 13 de febrero del 2019, el presidente de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, retó al presidente Guaidó a que liberara a Leopoldo López, y hoy, eso ocurrió, el cambio está hecho y ya no hay nada que lo detenga.

Mientras que el dictador y su cúpula convocaron una paupérrima manifestación a Miraflores en apoyo a la “revolución”. Nicolás Maduro, a 14 horas de la rebelión militar y del inicio de la Operación Libertad, no tuvo más pronunciamiento que un tweet y dio una temblorosa rueda de prensa.

Los militares cercanos a Maduro, en defensa de sus propios intereses, lideraron una terrible e inhumana represión, junto a los colectivos, e imágenes como la de la tanqueta arrollando a un grupo de pacíficos manifestantes harán cambiar de opinión a más de uno de los líderes internacionales que defendían a la dictadura de Nicolás Maduro por cuestiones ideológicas. Cien heridos y un asesinado en las protestas del día de hoy, el dolor humano se vuelve a medir en estadísticas.

El asesor de Seguridad Nacional, John Bolton mencionó que ya se había negociado con Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia y con Padrino López, Ministro de Defensa, la salida de Nicolás Maduro del poder de manera pacífica. Se había logrado, por la presión nacional e internacional, un quiebre entre el círculo más cercano del dictador. Pero hubo un cambio de narrativa, que, según el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, fue influenciado por Rusia.

La inteligencia cubana y los intereses económicos de Rusia pudieron más que las garantías ofrecidas por Estados Unidos. Sin embargo, ese quiebre, por más simbólico que haya sido, es un triunfo, porque los cercanos a Maduro estaban decididos a no hundirse junto al dictador, hasta que los “padrinos” del tirano se enteraron.

Los hechos de hoy despertarán muchas conciencias y lo más probable es que más de un jefe militar duerma hoy con un ojo abierto.

Que quede claro que esto no es un golpe de estado como muchos salen a llamarlo, especialmente
políticos y medios internacionales. Un golpe de estado se caracteriza por buscar sacar del poder a un presidente que fue democráticamente electo. Un claro ejemplo de esto, lo que hizo Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992, donde su objetivo era asesinar al entonces mandatario, Carlos Andrés Pérez. O, como ejemplifico él presidente interino, un golpe de estado sería que la policía política de la dictadura lo detuviera a él.

Maduro no es un líder democrático y no debe ser juzgado como tal. Lo que inició el día de hoy es un alzamiento, son militares avalando la constitución, además, respaldados por millones de civiles que lo dejaron muy claro en las calles. Son militares intentando sacar a un dictador, siguiendo las ordenes del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Juan Guaidó.

La transición debe ser pacífica, eso es lo que se busca, el problema está en que los que disparan son del otro lado y por fin el pueblo de Venezuela tiene un organismo que lo defienda. Las protestas ya no son un pueblo aguerrido ante militares armados hasta los dientes. Pasaron a ser un pueblo aguerrido, apoyado y protegido por militares, ante colectivos y militares antipatriotas.

El quiebre es evidente, y probablemente muchos miembros de las Fuerzas Armadas se dieron cuenta de que es posible rebelarse y lograr un cambio. Es el inicio del fin, finalmente se tiene una ruta clara y está en las manos del pueblo de Venezuela y de la comunidad internacional, hacer que todo ese esfuerzo y sacrificio valga la pena.

Cierra la jornada con un Leopoldo López en libertad, quien se dice que está dirigiendo las negociaciones para lograr el cese de la usurpación, y con un Guaidó que envió un esperanzador mensaje a la comunidad, llamando a protestar mañana y retomando el liderazgo que tanto le había faltado en las últimas semanas.

Y, si alguien duda de los resultados de hoy, si piensa que no se logró el cometido y que
la dictadura de Maduro volvió a “triunfar”, solo vean quien duró 15 horas en pronunciarse y días sin darle la cara al pueblo de Venezuela, quien debe estar dudando de todos los que los rodean, quien ya tenía listo un avión para irse a La Habana y se “retractó” por presiones de sus aliados internacionales y quien le demostró hoy, una vez más a todo el mundo, lo que está dispuesto a hacer por mantenerse en el poder.

Este es el inicio del fin, se sienten aires de libertad y no habrá ni represión, ni censura, ni
violencia que lo evite. Podrán acabar con el mensajero, pero jamás con el mensaje. Venezuela será libre y volveremos a ser un país prospero después de 20 años, y personas como yo, tendremos la oportunidad de que, por primera vez en nuestras vidas, veremos un país no liderado por el fallido castrochavismo.

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