Guerra Comercial

Maríasol Pons
Guayaquil, Ecuador

Desde Enero del 2018 el gobierno del presidente Trump empezó con medidas arancelarias generales, luego en Marzo impuso aranceles al acero y al aluminio de todo el mundo. A esta medida respondieron Canadá y la Unión Europea. En abril de dicho año China respondió imponiendo aranceles a cerca de 120 productos estadounidenses por valor de 3,000 millones de dólares. En Julio, Estados Unidos contestó con una medida que equivalía aproximadamente a 16,000 millones de dólares y luego China contestó con una medida semejante.

Para no alargar la historia, Estados Unidos y China han entrado en una guerra comercial, especialmente desde el presidente Trump anunciara la semana pasada la imposición de 25% de arancel sobre importaciones chinas a los Estados Unidos valoradas en 200 billones de dólares. Trump aduce que el gobierno chino hace trampa con los ciudadanos americanos porque sus productos son subsidiados por el Estado, por ende no hay competencia leal y que esto se traduce en miles de compañías fuera del negocio por los bajos precios chinos. Además, acusa a dicho país de “robar” propiedad intelectual de compañías americanas.

El gobierno chino ha manifestado que no firmará un convenio comercial que estime lesivo para su país y ante el incremento arancelario el portavoz del Ministerio de Exteriores, Geng Shuang, reiteró que Pekín “nunca se rendirá a la presión externa…Tenemos la determinación y la capacidad de defender nuestros intereses legítimos”. Así anunciaron medidas arancelarias en realización por 60 billones para productos estadounidenses.

Aún cuando el gobierno americano ha intentado calmar a los inversionistas, el mercado -ambos el Dow Jones y el índice Standard & Poor’s se despertaron con una baja mayor a 500 puntos. Esto parecería mostrar que ninguno de los dos países ve una solución rápida y que el mercado reacciona con temor. Trump sostiene que la guerra arancelaria no lastimará el bolsillo de los ciudadanos, pero está claro que directa e indirectamente los precios se ven afectados con cualquier incremento de esta imposición.

Desde el ángulo económico las medidas proteccionistas no son parte del esquema de una economía abierta, sin embargo esto no debería sorprendernos pues Trump anunció todas estas acciones desde su campaña. Anunció el muro con México, anunció medidas proteccionistas y parece estarlas cumpliendo. Recientemente declaró que para que los ciudadanos no se afecten por los aranceles, la solución más fácil es comprar productos estadounidenses. Una declaración bastante cuestionada, pero que al parecer es lo que convoca votos del corazón de dicho de país.

Dos mega naciones en una guerra comercial y quizá de egos también. El problema es que los aranceles no los pagan los chinos sino los americanos que importan, es un aumento de impuestos que encarece toda la cadena. El consumidor terminará absorbiendo el costo de la medida, ya veremos si Trump capta los votos.

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