Maduro y sus falsas elecciones

Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador

Después de cumplirse un año de las fraudulentas elecciones presidenciales en Venezuela el pasado 20 de mayo del 2018, donde el tirano Nicolás Maduro se quitó la máscara y se mostró mundialmente como el líder de un régimen tirano antidemocrático, el fantoche castrochavista propuso el adelanto de las elecciones legislativas para oxigenar a la cúpula ante la constante presión internacional. El dictador quiere adelantar “elecciones” con un CNE intervenido y manipulado por el desde hace años y, con estos falsos comicios, remplazar a la única institución electa democráticamente en Venezuela, la Asamblea Nacional de amplía mayoría opositora.

Esta propuesta viene después del fallido intento del chavismo por activar un dialogo con los representantes de Guaidó, en Noruega, y de la reunión de Carlos Vecchio, legítimo embajador de Venezuela en Estados Unidos, con el Comando Sur y el Pentágono para discutir la crisis del país caribeño. La dictadura busca oxigenarse, pero que le quede claro al mundo que los venezolanos no nos dejaremos engañar. Con sólo hacer estas tres simples preguntas se definen las condiciones sobre cómo podría haber elecciones democráticas en el actual escenario de Venezuela. ¿Se cambiarán a los rectores del CNE chavista? ¿Guaidó será el encargado de coordinar esas elecciones? Y ¿Los millones de venezolanos en el exterior podremos votar? Si la respuesta a cualquiera de esas preguntas fue no, entonces el escenario no se presta para ningún tipo de comicios y cualquier intento de vendernos una falsa democracia será descartada y rechazada con entereza por el pueblo venezolano.

El culpable de la crisis es Nicolás Maduro y el chavismo, más nadie, y ninguna opción que tome este hombre y su cúpula narcomilitar será a favor del pueblo venezolano. Es de hipócritas, de sinvergüenzas, proponer elecciones legislativas cuando los diputados opositores Gilber Caro y Edgar Zambrano llevan más de un mes desaparecidos. Y no fue que se perdieron, fue una desaparición forzada perpetrada por el dictador y su policía política. Es de hipócritas proponer elecciones legislativas después de allanar la inmunidad parlamentaria de diputados aliados de Guaidó, y es increíble como tienen el descaro de proponer una “fiesta electoral” cuando diputados como Juan Requesens, electos por el pueblo de Venezuela, están siendo torturados en las cárceles venezolanas sólo por pensar diferente.

Se le olvida a la comunidad internacional las “elecciones” en las que Maduro convocó a una ilegal Asamblea Nacional Constituyente, en donde incluso la empresa encargada de prestar sus servicios para el sistema electoral, Smartmatic, aseguró que se manipularon los resultados descaradamente. O se les olvida también cuando declaro en desacato al legítimo parlamento venezolano y asesinó a más de 180 venezolanos que salieron a protestar en las calles en defensa de este órgano democrático. Cualquier decisión que tome el títere castrochavista, que no involucre su salida, no puede ser aceptada por la comunidad internacional. Los venezolanos estamos claros y no nos dejaremos engañar, pero si perdemos el apoyo de la comunidad internacional estamos en graves problemas.

Pareciera que el escenario donde Nicolás Maduro deja a Venezuela en paz se aleja, y que el efimero triunfo que vivimos los venezolanos el pasado 23 de enero fue solo eso, un momento pasajero, pero no puede haber vuelta atrás. Hemos llegado demasiado lejos como para entregarle de una vez por todas el país al castrochavismo. Si esta opción fracasa, ninguna triunfará, y si la comunidad internacional se deja manipular y nublar su visión del problema venezolano solo por cuestiones ideológicas, y acepta este tipo de propuestas antidemocráticas por parte del sádico grupo que tiene secuestrado a todo un país, no habrá nada que nos salve de ese problema.

Siguiendo la ruta del presidente Guaidó “solo cesando la usurpación y con árbitro transparente habrá elección libre”. Los venezolanos pedimos no más diálogos, no más negociaciones con tiranos, no más oxigeno al régimen, no más elecciones falsas, no más impunidad, no más muertes, no más presos políticos y no más chavismo. Venezuela necesita cambio y lo necesita lo más rápido posible, el único obstáculo que evita ese cambio es la cúpula castrochavista, por eso ningún tipo de elección democrática y “fiesta electoral” debe ser tomada en consideración hasta que se dé el definitivo cese de la usurpación.

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