“Startup” petrolero

Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

El Estado puede contratar la exploración o explotación de pozos petroleros con “empresas nacionales o extranjeras, de probada experiencia y capacidad técnica y económica” (Ley de Hidrocarburos, art. 2). La adjudicación debe hacerse, en general, mediante licitaciones, a las que se debe promover “la concurrencia del mayor número de ofertas de compañías de probada experiencia y capacidad técnica y económica”, agrega el art. 19 de la misma ley.

Como puede verse, aquello de la “probada experiencia y capacidad técnica y económica” es cuestión en la que la ley insiste una y otra vez. En otros pasajes usa frase similar, como cuando exige que las empresas nacionales o extranjeras tengan “reconocida competencia” para dedicarse al “transporte de hidrocarburos por oleoductos, poliductos y gasoductos, su refinación, industrialización, almacenamiento y comercialización” (art. 3).

Y está muy bien que sea así.

Pero el asambleísta por Pastaza, señor Raúl Tello, no está de acuerdo. O al menos no cuando son empresas nacionales las que aspiran a obtener cualquiera de esos contratos. Y por eso ha propuesto -proyecto de ley del 26 de junio de 2019- que para esas empresas locales, primero, se elimine el requisito de la experiencia previa; y segundo, que la capacidad técnica a evaluar no sea la de la empresa sino la de los “profesionales que propongan en sus ofertas”.

La explicación de motivos es un galimatías.

Luego de afirmar la necesidad de incrementar la producción petrolera “con la participación de empresas nacionales con suficientes credenciales y certificaciones internacionales… … históricamente bloqueados por exigencia de experiencias previas, imposible de cumplirlas, porque nunca se les facilitó precisamente adquirir la experiencia que se les solicitaba” (sic), concluye que con su propuesta hasta se fortalecería la dolarización, pues la contratación de proveedores locales evitaría la salida de divisas…

En fin. ¿Es función del Estado “facilitar” adquirir experiencia, dando contratos sobre uno de sus bienes más valiosos? No parece, la verdad.

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