Guayaquil de mis amores

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez

Guayaquil, Ecuador

Guayaquil es una de las mejores ciudades de Latinoamérica.  Tenemos una municipalidad bien administrada, capacidad hotelera, centros de convenciones y actividades turísticas.  Es la única ciudad en la que ha subido el empleo adecuado gracias a que es y siempre ha sido un motor comercial.

Guayaquil es el Nueva York de Ecuador.  Está construida por personas que creen en el libre comercio y que han venido desde diferentes lugares.  Eso la convierte en una ciudad sostenible y sustentable. 

Es vital que nuestro norte siga siendo la mejora continua, incluyendo un crecimiento planificado.  El cumplimiento de esa obligación de las autoridades electas permitirá mejorar la calidad de vida de todos los que vivimos en el gran Guayaquil. 

Ahora, tenemos que tener claros los puntos a mejorar. 

Según el Municipio de Guayaquil, se construyó un promedio de nueve metros cuadrados de áreas verde por habitante.  En el pasado, el ex alcalde ha declarado que el promedio, hace veinte años, era de medio metro cuadrado por persona.  Un avance importante, pero al ser Guayaquil una ciudad caliente, requerimos más parques que sirvan de recreación, pulmón y sombra en beneficio de los locales y visitantes. 

También sería trascendente que se protejan los árboles antiguos y autóctonos de la ciudad, siguiendo el modelo de las metrópolis más hermosas. 

Destaco la palabra autóctonos por su belleza.  Nos diferencian de otros paisajes y eso es lo que un turista viene a conocer.  Incluye a los bosques que la circundan, que están llenos de hermosa flora y fauna, convirtiéndose en otra posibilidad para el turista.

Estas atracciones captarán a dos tipos de turismo: de convenciones, que cuando viene por trabajo descubre la ciudad y posteriormente regresa con su familia, y al turismo de naturaleza, que incluye al de sol y playa.

Guayaquil ha sido pionera en el Ecuador en iniciar su transformación a convertirse en ciudad inteligente.  Hay una gran cantidad de puntos de conexión de internet, superior al de muchas ciudades importantes.  Eso facilita la comunicación y el emprendimiento de los usuarios.  Es la base para poder iniciar un proceso de exportación de tecnología agua y residuos.  Permitirá la inclusión, mediante la tecnología, de las personas con capacidad disminuida y apostar por la gestión eficiente de la energía.  También posibilitará mejorar la movilidad.  Hay que potenciar todas estas opciones.

Ahora, ninguna de estas tácticas obtendrá el objetivo de prosperidad al que apuntamos si no mejoramos la seguridad.

Según el artículo 261 de la Constitución, el Estado central tiene competencia exclusiva sobre la protección interna y orden público.  Una vez más, el centralismo, evita que los problemas se solucionen.  En este caso, la seguridad en la ciudad de Guayaquil. 

Si la Constitución se ha convertido en un inconveniente para que la ciudadanía y los visitantes de la urbe podamos vivir con seguridad, hay que reformar la Constitución, de tal manera que esta competencia pueda ser delegable a los gobiernos autónomos descentralizados que así lo soliciten.  De esa manera, se combatirá más eficaz y eficientemente la delincuencia en cada localidad y mejorará la calidad de vida, que es a lo que todos aspiramos.

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