Ciudades para humanos

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez

Guayaquil, Ecuador

La movilidad en países subdesarrollados es un desafío.  Y más aún la accesibilidad para personas con capacidades especiales. 

Cuando viajo, califico a los países como desarrollados cuando la movilidad pública es segura, eficiente, puntual y cómoda.  De tal manera que tanto ricos como pobres la usen. 

Un bus que lleva cien personas debería poder avanzar cien veces más rápido que un carro que lleva una.  Es lo más eficaz, democrático y lo ecológicamente responsable.  Esa es la justificación de los carriles exclusivos para los buses.

La movilidad mediante bicicletas forma parte es un modelo sostenible.  En Ámsterdam, el 30 % de la población se transporta en bicicleta a pesar de que Holanda tiene una renta per cápita más alta que los Estados Unidos. 

Es vital crear espacios para las ciclovías si queremos vivir más sanamente y si creemos que no existen ciudadanos de primera (que circulan en vehículos motorizados) y de segunda (los demás). 

La solución no pasa por ampliar las autopistas, porque estas pronto se llenarán de automotores, sino mediante un modelo de transportación pública menos contaminante, como los buses eléctricos, convirtiéndose en una alternativa de ahorro de recursos públicos y privados.

Las ciudades inteligentes buscan la sostenibilidad a través de la tecnología, infraestructura e innovación para reducir el consumo energético y las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

Un modelo urbanístico puede ser catalogado como inteligente en la medida que provea mejores rutas y acceso a parqueos a través de tecnología que informe la situación del tránsito.  Con eso también disminuyen las emisiones del CO2.

Las ciudades son el hábitat humano.  Los vehículos motorizados no pueden tener preferencia a las demás formas de movilidad.  Existen lugares del Ecuador en los que ni siquiera existen aceras para los peatones, a pesar de que lo natural para el ser humano es caminar.

Requerimos ciudades diferentes.  Que le den prioridad a los ciudadanos, más que a los carros y las motos.  Urbes con más espacios públicos verdes que provean mejor movilidad de niños, adultos, adultos mayores y personas con capacidades especiales.  Eso mejoraría la forma en la que vivimos, nos movilizamos y disfrutamos de la ciudad.  

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