Los amigos de Irán

María Fernanda Egas

Miami, Estados Unidos

El 3 de enero de 2020,  tres días después de un ataque pro iraní a la Embajada de Estados Unidos en Bagdad, el presidente Donald Trump ordenó abatir en un ataque aéreo selectivo al general Qasem Soleimani,  jefe de la Fuerza Quds, el brazo paramilitar del Cuerpo de la Guardia de la Revolución Islámica de Irán (IRGC), cuya misión es suprimir la oposición doméstica y establecer milicias aliadas adiestrando fuerzas de combate en el exterior.

Al momento de ser  alcanzado por un dron en el aeropuerto internacional de Bagdad, Soleimani se encontraba con Abu Mahdi al-Muhandis, subcomandante de las Fuerzas de Movilización Popular, las milicias respaldadas por Irán en Irak.

La Fuerza Quds es responsable de varios ataques terroristas, como el de Beirut en 1983, cuando asesinaron a 241 militares estadounidenses, 58 franceses y seis civiles libaneses.

Abu Mahdi al-Muhandis es considerado el arquitecto del bombardeo a las Embajadas de Estados Unidos y de Francia en Kuwait en 1983. Creó una fuerza insurgente llamada Kataib Hezbolá cuya misión es asesinar estadounidenses en Irak. Podía cohesionar múltiples milicias en Irak gracias a su alianza con el régimen iraní representado por Soleimani, a quien había ido a recoger al aeropuerto de Bagdad esa madrugada.

Irán utiliza aliados en otros países para realizar su campaña de terror contra sus enemigos, como Israel y Estados Unidos. A más de adoctrinar y formar milicias en Medio Oriente, ha incursionado en otras regiones como Iberoamérica, donde ha encontrado aliados en Pablo Iglesias, actual Vicepresidente de España; en los países del ALBA y Argentina.

En marzo de 1992 su brazo ejecutor Jihad Islámica, asociada a Hezbolá, atacó la Embajada de Israel en Buenos Aires, asesinando 29 personas e hiriendo 242. El 18 de julio de 1994, asesinó 85 personas e hirió a cientos más en su ataque a la Asociación Mutualista Israelita Artentina (AMIA). En 2015 fue asesinado el fiscal que investigaba el caso, Alberto Nissman, quien había acusado directamente al régimen de Irán y a Hezbolá del ataque.

Al día siguiente del ataque terrorista a la AMIA, una bomba explotó en el vuelo 901 de Alas Chiricanas en Panamá, con 12 pasajeros judíos a bordo. Se presumió entonces que la autoría estaría vinculada a Hezbolá.

Pero pese al siniestro historial de Irán en la región, los líderes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, le abrieron las puertas.

En junio de 2011, el presidente de Bolivia, Evo Morales, invitó al Ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, el autor intelectual del ataque a la AMIA, a la inauguración de la escuela del formación militar del ALBA en Santa Cruz.  También comandante de la Fuerza Quds, Vahidi tenía alerta roja en la Interpol. Entonces, Alberto Nisman era el fiscal en Argentina y exigió su detención. Pero Evo Morales le garantizó a Vahidi su retorno a casa y resolvió el incidente expresando disculpas al gobierno de Argentina, alegando desconocimiento de la situación por parte de su ministro de defensa.

La próspera relación entre Venezuela e Irán fue iniciada por Hugo Chávez. El historial de cooperación es extenso y reconocido por las agencias gubernamentales y de seguridad de los Estados Unidos. Desde operaciones conjuntas de las FARC, Hamás y Hezbolá en territorio venezolano hasta la facilitación de pasaportes venezolanos a terroristas islámicos, pasando por la intermediación de empresas estatales venezolanas para operaciones de narcotráfico, lavado de dinero y triangulación que ayude a Irán a evadir el cerco económico que busca impedir su enriquecimiento nuclear.

En su libro “Chavistas en el Imperio”, el periodista de investigación Casto Ocando recoge los informes del fiscal Rober Morgenthau, quien afirma que desde 2006 actúan en Caracas asesores iraníes que instruyen a las tropas venezolanas.

Chávez realizó nueve cumbres con Ahmadinejad, contempló un proyecto de energía nuclear, envió armas de fabricación rusa a Hezbolá, y abrió una ruta de vuelos semanales entre Irán y Venezuela, exceptuando la visa de ingreso al país para los iraníes.

El ex presidente del Ecuador Rafael Correa decidió también intensificar la relación diplomática, comercial y cultural con Irán. Ahmadinejad había estado en la posesión de Correa en 2007 y este había ido a visitarlo en Teherán en diciembre de 2008, cuando ya estaba en marcha un acuerdo de US$120 millones para establecer relaciones financieras a través del Banco de Exportación y Desarrollo de Irán (EDBI) y el Banco Central del Ecuador. Este banco iraní había sido recientemente designado por la OFAC por proveer servicios financieros a las fuerzas iraníes para la proliferación de armas de destrucción masiva. (Ecuador en Riesgo, Douglas Farah y Glenn Simpson, 2010).

De acuerdo al cable 187399 (2009) filtrado por Wikileaks, Ecuador recibía úrea, un fertilizante pero también precursor para la elaboración de pasta base de cocaína, e Irán puré de banano, con una triangulación de la ruta de pagos vía Singapur y Dubai.

En el 2012 Rafael Correa estableció una relación entre el Banco Cofiec y el mayor banco de Irán, el Pasargad Bank. Entonces el titular del Fideicomiso CFN-AGD-No Más Impunidad era su primo Pedro Delgado, quien se encargó de la operación a nivel internacional, con la que Correa proveería a Irán de dólares, sin utilizar el Banco Central logrando un bypass a las sanciones.

Si sumamos que las actividades de Irán a través de Hezbolá en la Triple Frontera (Brasil, Paraguay y Argentina) abarcan toda la gama del crimen organizado transnacional, tráfico de dinero, humano, armas y drogas, podría decirse que Irán cuenta con dos santuarios estratégicos para sus actividades ilegales en América Latina, uno al Sur en la Triple Frontera, y otro en Venezuela, en la boca del Caribe.

Pero la influencia de los ayatollahs en el mundo hispano no se limita a América Latina. El sonado financiamiento de Venezuela al partido de Pablo Iglesias, también habría pasado por el canal de televisión iraní en español, Hispan TV,  “inflando los importes que dirigentes del partido facturaban por la producción de diferentes espacios televisivos, entre ellos, el programa de debates y entrevistas ‘Fort Apache’, presentado y dirigido por el propio Pablo Iglesias, junto a Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero.” (El Confidencial, 2016)

Estos mismos políticos españoles de Podemos acaban de ser llamados a testificar por la crisis diplomática ocurrida en diciembre de 2019 por la incursión de diplomáticos españoles acompañados de fuerza élite española que intentaron ingresar a la embajada de México en La Paz donde permanecen refugiados nueve ex altos funcionarios del gobierno del ex presidente Evo Morales acusados de “sedición, terrorismo y fraude electoral”.

De acuerdo a las autoridades bolivianas, tras el incidente cuentan con claras evidencias del financiamiento de Evo Morales a partidos extranjeros y nexos entre el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales y Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, así como el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y Baltasar Garzón.

Es hora de condenar abiertamente a los operadores políticos vinculados financiera e ideológicamente al régimen iraní, como el Socialismo Siglo XXI reformulado en el Grupo de Puebla y Podemos de Pablo Iglesias, capaces de confabularse y actuar extraterritorialmente y violar la soberanía de los pueblos en su afán de conservar el poder político y económico de la organización, y así poder suplir temerariamente con recursos a fachadas y organizaciones del terrorismo islámico. El abatimiento de Soleimani y Al-Muhandis es la señal inequívoca de un escalamiento de tensiones en el que nuestra región no debe de tener participación alguna.

Más relacionadas