Mentalidad ganadora

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez

Guayaquil, Ecuador

Ecuador es un país con enormes potencialidades.  No merece la proyección del 0.2 % de crecimiento del PIB pronosticado por la CEPAL para el 2020.  El crecimiento económico del país puede ser superior si implementamos cambios en las leyes que hagan en más amigable el entorno de negocios.

Muchas personas, que representan diferentes actividades económicas en funcionamiento o que podrían estarlo, me han dicho que invertirían más, generando más empleos adecuados, si las leyes no fueran tan restrictivas.

Ciertos sectores políticos impulsaron este tipo de legislación que castiga el éxito, evitando que las empresas crezcan y vengan nuevas, creando un círculo virtuoso de ventas, mayores fuentes de trabajo e impuestos.

Ese tipo de políticos no solamente evitan la atracción de la inversión, sino que amenazan la existente, infringiendo derechos constitucionales al trabajo, salud educación, seguridad, libre circulación y a realizar actividades económicas; como cuando se paralizó al país en el mes de octubre mediante actos vandálicos y golpistas que le costaron al Ecuador por lo menos mil ochocientos millones de dólares, afectando las ventas del 2019.

Cinco millones de personas se encuentran sin empleo adecuado y en los últimos años recibimos aproximadamente a quinientos mil venezolanos.  La migración más importante del siglo veintiuno.  Hay que promulgar nuevas modalidades de contrato de trabajo para ofrecer oportunidades de empleos productivos a todo este grupo.  La solución no es contratarlos en las instituciones públicas.  Eso incrementa la presión tributaria a quienes producen y encarece la vida del comprador. 

Nuestro país ofrece turismo, comercio, excelente ubicación geográfica para hacer negocios con otros países y una moneda dura.  Un lindo lugar para trabajar y atraer inversiones.  Ventajas competitivas que no hemos sabido explotar.

Países más pequeños nos han pasado por delante.  Tenemos una mentalidad perdedora que fomenta la envidia.  Es hora de cambiar y ejecutar los pocos cambios que requerimos para convertirnos en una potencia mundial a través del libre comercio.

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