Investigación por corrupción contra el ex premier portugués, José Sócrates, apunta a Venezuela

El ex primer ministro de Portugal Jose Socrates, en el asiento trasero del vehículo a la izquierda, sale del juzgado tras un interrogatorio, en Lisboa, el 23 de noviembre de 2014. (Foto AP/Francisco Seco)

Lisboa, 30 nov.- La aspiración de alcanzar la mayoría absoluta en las elecciones del 2015 y el distanciamiento sobre el encarcelamiento del ex primer ministro José Sócrates son las grandes conclusiones del XX Congreso del Partido Socialista portugués (PS), el principal de la oposición.

El encarcelamiento de Sócrates fue un tema latente durante todo el fin de semana del congreso socialista, aunque el tema quedó blindado, a petición del recién designado máximo dirigente del partido y alcalde de Lisboa, António Costa, que solicitó separar la acción política de la justicia.

Sócrates, primer ministro de Portugal entre 2005 y 2011 y secretario general de los socialistas entre 2004 y 2011, está desde el pasado martes en prisión provisional por presunto fraude fiscal, blanqueo de capitales y corrupción. A pesar del hermetismo judicial, la prensa lusitana lleva días vinculando los cargos que le imputan con los convenios binacionales que firmó entre 2008 y 2011 junto a su aliado venezolano, el entonces presidente Hugo Chávez.

La clave se encuentra en la llamada «Operación Marqués», que salpica también a otras tres personas que aparecen vinculadas al ex primer ministro portugués de alguna forma: su chófer, un amigo empresario y el abogado de éste.

De ellos, el más importante es el empresario Carlos Santos Silva, un amigo personal de Sócrates, con el que también coincidió en la universidad.

De acuerdo con lo publicado por medios lusos en los últimos días, Santos Silva ejercía de testaferro de Sócrates y de su fortuna, que algunos cifran en veinte millones de euros, y colocaba su nombre en cuentas bancarias tanto en Suiza como en Portugal, cuyos fondos realmente pertenecían al político socialista.

Los vínculos con la Venezuela de Chávez

Santos Silva, durante la época en que Sócrates ocupó la jefatura del Ejecutivo, fue administrador de firmas pertenecientes al Grupo Lena, considerado por aquel entonces una de las compañías que más creció con los socialistas en el Gobierno.

Ejemplo de ello fue su negocio en Venezuela, país con el que el ex primer ministro portugués tejió fuertes lazos.

Durante un viaje de Sócrates a Caracas para reunirse con Hugo Chávez, se desbloqueó un contrato adjudicado al Grupo Lena por valor de mil millones de euros para construir 12.500 casas prefabricadas, actualmente en ejecución.

Santos Silva formaba parte de la directiva de la empresa que mantuvo las negociaciones con Chávez y desembocaron, el 27 de septiembre de 2008, en la firma del Contrato Marco para la Construcción de cincuenta mil (50.000) Viviendas en el eje Norte-Costero de la República Bolivariana de Venezuela, por órgano del Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y Hábitat y la empresa portuguesa Lena Construções.

El Grupo Lena consiguió entonces, según un comunicado que aún mantiene en su página web, “uno de los proyectos más grandes que jamás haya tenido un grupo empresarial portugués en el extranjero”. Para ese momento cotizaba el negocio en 3.000 millones de dólares, y no en los 988 millones de dólares que en definitiva el Gobierno venezolano asignó al proyecto.

Fue parte de una racha de contrataciones en el extranjero con las que el Gobierno de Hugo Chávez se propuso poner en marcha su Gran Misión Vivienda Venezuela sin tener que apelar al empresariado nacional, en general, opuesto al régimen revolucionario.

Las viviendas, sin embargo, aún no han sido concluidas en su totalidad.

Los otros implicados

De los tres implicados, quien a priori guarda una relación menos estrecha con el ex dirigente es el abogado Goncalo Trindade Ferreira, socio de un despacho de Lisboa y que trabajaba en algunas empresas de Santos Silva, como la de ingeniería EFS y Proengel.

En su página corporativa, Trindade Ferreira se declara especializado en derecho sobre contratación pública, administrativo y tributario, características útiles para Carlos Santos Silva, ya que varios de sus negocios compiten habitualmente en concursos de la administración.

El último involucrado en la «Operación Marqués» es Joao Prena, chófer de Sócrates y al que medios lusos le atribuyen el rol de llevar dinero en metálico guardado en maletas por carretera desde Lisboa hasta París, donde el ex jefe del Gobierno luso residió durante una temporada tras perder las elecciones de 2011.

Con familiares trabajando para el Partido Socialista portugués (PS), fue conductor para la madre de Sócrates mientras su hijo gobernaba el país.

El juez que instruye el caso, Carlos Alexandre, decretó prisión preventiva para Sócrates, Joao Prena y Carlos Santos Silva.

Mientras que el ex primer ministro fue trasladado a una cárcel reservada a policías en el municipio de Evora, los otros dos aguardan en un centro penitenciario de Lisboa. El único en libertad provisional es el letrado Trindade Ferreira, al que el juez prohibió contactar con el resto de imputados y salir del país.

Optimista, tenaz, con dotes de oratoria y muy activo, José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, de 57 años, dejó el poder en Portugal después que perdió las elecciones anticipadas de junio de 2011 frente a los conservadores del PSD. Entonces se mudó a París a estudiar una maestría en Teoría Política en el instituto universitario Science Po, que resultó en el libro «La confianza en el mundo: sobre la tortura en democracia», presentado el pasado año con el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, como uno de los invitados.

* Con textos de EFE

 

 

Más relacionadas