El aborto, una forma de violencia contra la mujer, dicen expertos

Nueva York, Ny.- Este año la 57 Sesión de la Comisión sobre el estatus Jurídico y Social de la mujer en la Organización de las Naciones Unidas, tiene como tema eje la eliminación y prevención de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
Una forma de violencia creciente contra las mujeres y niñas, no sólo en países desarrollados sino sobre todo en naciones menos avanzadas, es la práctica indiscriminada del aborto, que se ha traducido en daños  a la salud que pueden ser leves o incluso  provocar la muerte de quienes han sido sometidas a la cancelación de su embarazo.

Así lo definieron aquí  médicos, ginecólogos, obstetras, investigadores todos, de Dublín, Estados Unidos y Chile, quienes demostraron con estudios científicos,  que las estadísticas no mienten: los niveles de salud de las mujeres son más altos y las tasas de morbilidad y mortalidad materna son inferiores en países donde la práctica del aborto está prohibida (penada legalmente) y/o donde es practicado de manera limitada o con restricciones legales.

En la conferencia «Políticas públicas para reducir la mortalidad materna, un enfoque holístico sobre salud materna», desarrollada en el marco de la 57 Sesión de la Comisión sobre el estatus jurídico y social de la mujer en la Organización de las Naciones Unidas, los doctores Elard Koch (Santiago de Chile), Monique Chireau (Carolina del Norte, Estados Unidos), Donna Harrison (Illinois, Estados Unidos) y Eoghan de Faoite (Dublin, Irlanda) advirtieron que si el argumento de elevar los niveles de salud materna y reducir al máximo las tasas de mortalidad materna, son reales, el aborto no debe ser considerado como una política de salud pública, ni su legalización como una medida en beneficio de la mujer embarazada.

Irlanda ha sido considerada constantemente por las Naciones Unidas (ONU)  y la Organización Mundial de la Salud  (OMS) como uno de los lugares más seguros del mundo para las mujeres embarazadas, sin la necesidad de recurrir al aborto, dijo el el doctor Eoghan de Faoite, miembro del Comité sobre Excelencia en Salud Materna de Dublín.

Irlanda prohibió todo tipo de aborto desde  1983 y su tasa de mortalidad materna ha reducido casi a cero, a diferencia de su vecino, el Reino Unido,  donde está legalizada la práctica del aborto  y, contrariamente, se observa  un aumento contínuo de los índices de mortalidad materna.

Subrayó que  mientras  en Irlanda la mortalidad materna  es de 8 por cada  100 mil nacidos vivos, los Estados Unidos tienen una tasa tres veces  superior de más 24 por cada 100 mil  y en Sudán llega hasta 75 por cada 100 mil nacidos vivos.

Por separado, la doctora Monique Chireau profesora asistente de la división de Investigación Clínica y Epidemiológica del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte,  derribó aseveraciones de que el aborto debe ser legalizado en casos de enfermedad o riesgo de salud para la madre o incluso en casos de enfermedad del no nacido.

Explicó que el  manejo de embarazos de alto riesgo no debe ser un conflicto entre las necesidades de la madre y las del bebé, sino quedebe de tratarse del entendimiento de circunstancias en particular de ese embarazo y cómo llevarlo desde el punto de vista científico y racional.

Otro caso, como el Síndrome de Down, comúnmente utilizado como argumento para provocar un aborto, fue ejemplo de la Doctora Chireau para señalar que la comunidad médica está obligada a buscar alternativas de salud y no usar una salida fácil como el aborto en lugar de atender esta deficiencia cromosómica.

Informó que están en marcha investigaciones en las que se ha demostrado que con detección oportuna, el Síndrome de Down puede ser atendido con un suplemento alimenticio que reduce sensiblemente las características de este mal. Están, dijo, en marcha las pruebas clínicas para demostrarlo.

En su oportunidad, la doctora Donna J. Harrison obstetra  y ginecóloga, directora de investigación de  Políticas Públicas y    profesora en Trinity International University de Illinois, señaló que el aborto médico con químicos como la mifiprostona o el misoprostol ha demostrado tener una tasa significativa (20% más) de complicaciones serias para las mujeres, aún en naciones con recursos médicos y tecnológicos para la atención de estos casos.

 Las complicaciones, aseguró, incrementan cuando se utiliza únicamente para inducir el aborto, ya que se han presentado abortos inconclusos, hemorragias, aumento descontrolado de la presión arterial, y hasta complicaciones que ameritan una intervención quirúrgica mayor.

A su vez, el  doctor Elard Koch,  director del Instituto de Instituto de Epidemiología Molecular de la Universidad de Chile,   señaló que una investigación  científica sobre mortalidad materna de los últimos 50 años en Chile ha descubierto que el factor más importante para reducir la mortalidad materna es el nivel de educación de las mujeres y el acceso a atención médica integral durante el embarazo.

El hecho de que el aborto no se haya legalizado en Chile ha traído como resultado el incremento de la salud materna, y la consecuente disminución de la mortalidad materna, subrayó

Koch citó que la legalización del  aborto siempre resulta en un incremento de esta práctica, por lo menos en los primeros 20 años.

Como ejemplo mencionó el caso de la Ciudad de México donde desde 2007, cuando se despenalizó el aborto si éste se practica durante las primeras 12 semanas de gestación, el número de abortos se ha incrementado año tras año desde  4799  procedimientos el primer año hasta 20 mil  314 en el 2011.

 

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