El huracán Patricia toca tierra en Jalisco

La imagen tomada el viernes 23 de octubre de 2015, desde la Estación Espacial Internacional muestra al huracán Patricia. (Scott Kelly/NASA via AP)

El ojo del huracán Patricia, de categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson, tocó tierra hoy en las inmediaciones del poblado de Emiliano Zapata, en el occidental estado mexicano de Jalisco, en el pacífico mexicano, con vientos de una velocidad de 270 kilómetros por hora, informó el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos.

Las autoridades han dicho que los daños que provocará el huracán, el más grande en la historia del hemisferio occidental, son potencialmente catastróficos.

Miles de personas, tanto mexicanos como turistas extranjeros, se encuentran a resguardo en cientos de refugios habilitados por el gobierno. El ojo del huracán impactó a 85 kilómetros del balneario y puerto de Manzanillo. La ciudad de Puerto Vallarta, importante destino turístico, se encuentra también muy cerca.

Poco antes, en un refugio de la Cruz Roja del balneario turístico de Puerto Vallarta, Wendi Mozingo y su familia, siete personas en total, se sentaban en círculo y trababan de comprender instrucciones en un idioma que no manejan. Uno de los niños se concentraba sobre un libro. En el resto, se nota la tensión. Manos que se frotan. Miradas intensas.

Son parte de las 88 personas que esperaban en el albergue la llegada del mayor huracán de la historia de México: ancianos en sillas de ruedas, niños que se recuestan sobre sus padres o en colchones en el suelo de la habitación, un lugar de techos altos donde cuatro ventiladores colgados del techo empujan el aire, pesado y húmedo para que las horas pesen algo menos.

Los encargados del lugar dirigían a las personas que llegaban a otros lugares. Este ya está lleno.

«El país enfrenta una amenaza de gran escala», señaló el presidente Enrique Peña Nieto en su cuenta de Twitter, desde donde también lanzó un llamado a la gente para buscar lugares seguros.

De ser una tormenta tropical, Patricia pasó el jueves rápidamente a convertirse en un huracán. En un rango de 30 horas se convirtió en una tormenta categoría 5 que rompió el récord del mayor registrado en el continente americano, con una presión central de 880 milibares y vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora (200 millas por hora), aunque las autoridades mexicanas aseguraron que alcanzó los 400 kilómetros por hora.

La fuerza de Patricia era comparable a la del tifón Haiyan, que hace dos años dejó más de 7.300 muertos o desaparecidos en Filipinas, según la Organización Mundial Meteorológica de Naciones Unidas.

En Puerto Vallarta, en el estado occidental de Jalisco, la gente reforzó las entradas de sus casas con sacos de arena y maderas en ventanas y puertas, mientras los hoteles retiraban sillas y cualquier otro objeto en la playa.

El aeropuerto de Puerto Vallarta está cerrado y varias personas se acercaban a la terminal de autobuses para tratar de salir hacia Guadalajara, la capital estatal, o a alguna otra localidad tierra adentro.

Camiones de bomberos y ambulancias recorrían las calles de Puerto Vallarta con las sirenas encendidas para pedir que evacuaran la zona. Para José Manuel González Ochoa, dueño del restaurante «Pollos Vallarta», esos llamados lo hicieron pensar mejor lo que iba a hacer.

González vive con su familia en el primer puso del restaurante y sus vecinos le dijeron que unos años antes de que él llegara ahí el agua alcanzó hasta donde ahora habitan. «Más bien nos vamos para arriba ya», dijo y mencionó una comunidad a 30 minutos de la costa.

Los meteorólogos dicen que el ojo del huracán tiene 8 millas, un tamaño increíblemente pequeño, y que a lo largo del día se contraerá, un proceso normal que suele debilitar un poco la tormenta. Eso no significa algo necesariamente bueno porque ampliaría el tamaño de la tormenta.

Kerry Emanuel, profesor del Massachusetts Institute of Technology, dijo que «parece que se está preparando un gran desastre».

El secretario de Gobernación de México, Miguel Ángel Osorio, dijo en Radio Fórmula que las autoridades estaban especialmente preocupadas por la seguridad de las personas en Puerto Vallarta y en la localidad vecina de Bahía de Banderas, en el estado de Nayarit.

Las autoridades declararon el estado de emergencia en decenas de localidades de los estados de Colima, Nayarit y Jalisco, incluidos Manzanillo y Puerto Vallarta. El gobernador de Colima ordenó el cierre de las escuelas el viernes, cuando se esperaba lo que el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos describió como una llegada «potencialmente catastrófica».

El director de la Comisión Nacional de Agua de México, Roberto Ramírez, dijo que Patricia tiene fuerza suficiente para alzar automóviles, destruir viviendas que no estén construidas con cemento reforzado y arrastrar a las personas que se encuentren a la intemperie. Ramírez dijo que la gente en mayor peligro será la que se encuentre en la costa, principalmente la del estado de Jalisco.

Según Enrique de la Madrid, Secretario de Turismo, había unos 15.000 turistas en Nayarit el día de ayer, 60% nacionales y 40% extranjeros. «Estimamos que antes de que llegue el huracán la mitad haya llegado a Guadalajara», dijo.

Enrique Ochoa, director General de la Comisión Federal de Electricidad dijo que en la zona donde impactará el Huracán está programado el corte de la electricidad desde las cuatro de la tarde. Afectará a las zonas que van desde Puerto Vallarta a Manzanillo, en el estado de Colima y se están estableciendo plantas de emergencia para que después del paso del huracán pueda reanudarse la electricidad en lugares estratégicos como hospitales y clínicas y centros de distribución de agua.

Según el censo de 2010, en el estado de Jalisco viven 7,3 millones de personas. En la ciudad de Puerto Vallarta, 255.000. En el estado de Colina 650.000 y en la ciudad de Manzanillo, la que las autoridades prevén resulte más afectada, habitan 161.000 personas.

Uno de los huracanes más devastadores hasta ahora en México, golpeó en 1959 las costas de Colima y dejó al menos 1,500 muertos según registros del centro nacional de prevención de desastres.

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El periodista del área de ciencias de The Associated Press, Seth Borenstein, colaboró en esta nota desde Washington.

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