Exigen justicia por muerte de policía en Ecuador en 1992 ante CorteIDH

Policía ecuatoriano en los años 90.

La esposa del policía ecuatoriano Luis Jorge Valencia Hinojosa pidió hoy ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) que se esclarezcan las causas de la muerte de su marido tras una supuesta riña con otros compañeros en 1992.

«Lo que siempre he soñado, que se esclarezca el caso y que la verdad salga a relucir porque considero que mi esposo fue un ser humano y alguna vez con mi hija conversábamos y decía que a papá le mataron como si fuera un perro», señaló Patricia Trujillo, su mujer.

La tercera jornada del 53 periodo extraordinario de sesiones, que se celebra en la Ciudad de México, arrancó con el caso de Valencia Hinojosa, quien murió el 3 de diciembre de 1992.

De acuerdo con el reporte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se produjo una riña entre Valencia Hinojosa y otros policías y, según la versión oficial, el primero habría disparado a dos de sus compañeros.

Tras esta disputa este policía, con siete años de servicio, huyó del cuartel y fue perseguido por la fuerza policial a disparos, hasta que se refugió en una habitación donde fue hallado sin vida, por un presunto suicidio.

«La Comisión determinó que debido a la falta de regulación sobre el uso de la fuerza en esa época por parte de las fuerzas policiales existía una ambiente propicio para que se pudieran cometer usos excesivos de la fuerza», explicó el comisionado José de Jesús Orozco.

Destacó que, incluso considerando válida la hipótesis del suicidio, el uso excesivo de «fuerza letal para amedrentar» al policía pudo conducir a que «terminara con su vida».

En este caso, cuyas conclusiones de la CIDH fueron notificadas al Estado en 2014 pero no obtuvieron respuesta, la Comisión determinó que el uso de la justicia policial constituyó «un desconocimiento al derecho de un juez independiente e imparcial» y que la investigación no buscó esclarecer la verdad.

Trujillo, originaria de Riobamba, capital de la provincia del Chimborazo, rememoró ese trágico día en el que perdió a su esposo cuando ella tenía 19 años y una hija de un mes.

Explicó cómo un grupo de policías entró en su casa en busca de su marido y violentamente un teniente le aseguró que este «tenía que morir».

Salieron de su casa y fueron a buscarlo por la ciudad, hasta que lo hallaron en la habitación de un establecimiento y «entraron a la habitación, lo golpearon y luego le dispararon».

«Todo fue confabulado porque hicieron ver como que mi esposo se suicidó, y no fue así», denunció hoy, entre lágrimas, casi 25 años después del suceso.

Contó que su esposo, con quien no había tenido ningún problema en tres años de relación, se había quejado en varias ocasiones del trato que daban sus superiores a los miembros de la Policía, pues estos eran «pisoteados y denigrados».

Dijo que aunque todo el pueblo siempre supo que no se trató de un suicidio, ella recibió amenazas y no se atrevió a denunciar en un primer momento. «Fue débil eso, y hasta un poco cobarde», lamentó.

Explicó que tras la muerte de su esposo, su vida dio un «vuelco drástico» y estuvo de luto cuatro años.

Por todo ello, pidió a la CorteIDH que se esclarezca el suceso.

La CorteIDH es un tribunal de la Organización de Estados Americanos y sus resoluciones son de acatamiento obligatorio para los países. EFE (I)

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