Opinión

Hasta siempre, Comandante

Maricruz González C.
Quito, Ecuador

Recuerdo cómo me arrepentí de haberle sugerido leer el libro a Eladio (así lo llamaré para protegerlo a él y a su mujer, que siguen en la isla). La voracidad con la que pasaba una página tras otra, su rostro de incredulidad, profunda desazón y, creí ver, una que otra lágrima, me partieron el alma. Las primeras noches de su estadía en mi casa hace no mucho, Eladio llegaba de las actividades para las que el gobierno cubano le había permitido salir y visitar Quito, y nos poníamos a charlar. […]