Opinión

Nuevo Papa, viejas urgencias

Manuel Freijó
Madrid, España

Se comenta que Bergoglio es “doctrinalmente conservador”. Habría que señalar que de la Capilla Sixtina no podía salir lo que no entró. Y no entró ningún cardenal que no fuese “doctrinalmente conservador”. Sin embargo, a veces, la sotana blanca opera pequeños o grandes milagros: el incomparable Juan XXIII comenzó su pontificado imponiendo el uso del latín en los centros superiores de enseñanza de la Iglesia. Bien poco podíamos sospechar los que en aquellos días criticábamos semejante medida que su artífice sería también el alma del Concilio Vaticano II, según Aranguren “el acontecimiento más importante del siglo XX”. Ningún futuro negará ya a Juan XXIII, el papa de transición del que poca cosa se esperaba. Y casi nadie podía imaginar que el papa Ratzinger, medularmente conservador, haría un espectacular guiño a la modernidad renunciando con generosidad y valentía al pontificado. […]