Científicos de la Champalimaud hallan mecanismo que interpreta el movimiento

Fundación Champalimaud. Foto de Archivo.

Lisboa, (EFE).- Un equipo de neurocientíficos de la Fundación Champalimaud lusa, liderados por la argentina Eugenia Chiappe, han descubierto un circuito neuronal que permite al ser humano interpretar el movimiento y saber hacia dónde se dirige en cada momento.

El estudio publicado en Nature Neuroscience fue realizado con moscas, pero es válido para otros animales, incluidos los seres humanos, según un comunicado del centro de investigación.

El estudio busca explicar por qué cuando un ser humano viaja en tren es consciente de que es él quien está en movimiento y no el paisaje que ve desfilar por la ventanilla, y descifrar así de qué forma actúa el cerebro para no ser engañado por las apariencias.

La explicación se encuentra en el circuito neuronal hallado en el cerebro de la mosca, que crea una representación interna fiable de la dirección y velocidad de movimiento del insecto, lo que le permite percibir hacia dónde se dirige en cada momento.

«Es a partir de la actividad de las células HS (Horizontal System Cells) que el cerebro de la mosca calcula su verdadera velocidad física, lineal y angular», explicó la argentina Chiappe en la nota.

En otras palabras, «la combinación de señales visuales y no visuales permite calibrar la información visual, representando más fielmente la velocidad de la mosca».

Las células HS también existen en el cerebro de los primates y no solo reciben información visual relativa a los movimientos oculares y de la cabeza, sino también no visual.

Por lo tanto, sería de esperar que estas neuronas también recibieran información no visual relativa a los movimientos de locomoción, «algo que no había sido probado», dice Chiappe.

El equipo de neurocientíficos trató de averiguar cómo diferencia el cerebro los desplazamientos aparentes de los objetos que vemos a nuestro alrededor cuando nos movemos de aquellos que son físicamente reales, como podría suceder durante un terremoto.

De ahí la importancia de las células HS, pues «forman parte de un sistema de monitorización que le dice al cerebro de la mosca que fue ella la que se movió», explica la directora del estudio.

Para confirmar la contribución de las señales no visuales de la actividad de las células HS de la mosca, los científicos «apagaron las luces, lo que demostró que incluso en la oscuridad las células HS continúan monitorizando los movimientos corporales a través de señales no visuales».

El próximo paso de la investigación será saber cuáles son las señales no visuales implicadas, lo que podría incluir el conocido como «sexto sentido», capacidad que nos permite conocer en cada momento la posición en el espacio de las diversas partes de nuestro cuerpo. EFE (I)

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