¿Qué papel debe cumplir la gerencia del Plan Nacional de Lectura?

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

La cultura y las artes son la máxima expresión de los pueblos y han ayudado a cimentar las bases de toda democracia. Sin música, poesía, danza, teatro, pintura, literatura ni demás expresiones artísticas no se podría hablar ni siquiera de civilizaciones, peor aún de estados o naciones. Ser un Ministro de Cultura no es poca cosa, y tampoco lo es gerenciar una dignidad tan importante como el Plan Nacional del Libro y la Lectura que, en Ecuador, posee el nombre del ilustre José de la Cuadra.

No obstante, hasta el momento, los dos gerentes que antecedieron a la actual escritora Juana Neira, no lograron comprender lo fundamental que es este rol y por ello fracasaron en su empresa de ser gestores para ayudar a mejorar la industria editorial y librera del país. La pandemia del Covid-19 puso en serio jaque a los libros y en muchos países fuertes, editorialmente hablando, como España, Estados Unidos, Inglaterra y Colombia los números de ventas se proyectaron en rojo. En Ecuador, hasta el año 2019, las importaciones de libros decrecían anualmente en un 26,9% y las exportaciones en un 17,1%. A pesar del pesimismo que se podría generar mirando las cifras en bruto, hay acciones que se pueden tomar para fortalecer la industria.

En primer lugar, las circunstancias adversas de la pandemia, evidentemente, no permitirán que una Feria Internacional del Libro se la realice de forma presencial. Pero, existen trabajos para poder tener resultados cuando llegue el momento de vivir años “postpandemia”. Entre las muchas cosas están: la creación de convenios con librerías internacionales (para facilitar la exportación de libros impresos en el Ecuador) tales como la Librería El Ateneo en Buenos Aires, la Librería El Péndulo en Ciudad de México, la Librería Nacional en Cali y la cadena de librerías Casa del Libro en España (por citar algunos ejemplos), además de generar intercambios entre editoriales y facilitar la publicación de autores nacionales con sellos comerciales extranjeros y a autores de afuera en sellos nacionales para dinamizar el mercado. Por otro lado, es vital realizar conexiones con universidades a nivel nacional e internacional para otorgar becas en estudios de maestrías relacionadas al campo de las letras y la lingüística. Finalmente, es de importancia máxima unirse con las Academias de la Lengua y de Historia para poder dar a conocer sus publicaciones dentro y fuera del país para ampliar el consumo y difusión de su trabajo cultural.  Sería importante poder empezar a recobrar la personería jurídica del extinto Sistema Nacional de Bibliotecas (SINAB).

El año 2020 fue bastante dinámico y curioso. Debido al encierro obligado que debemos tener los ciudadanos, muchos invirtieron su tiempo en la escritura y la publicación de libros de tipo académico, político, literario, médico, técnico, etcétera se dieron a conocer durante todos estos meses. Hubo una diversidad de temas que captaron la atención pública y esto demuestra que el arte no se detiene. La actual Gerente del Plan Nacional del libro y la Lectura, posee un alto  nivel de patriotismo por haber aceptado una dignidad tan importante porque tiene claro que posee muchos retos y oportunidades por delante. Los oídos de esta institución no pueden ser sordos y es hora de que se note un real trabajo desde esta entidad que va más allá de una Feria Internacional del Libro que se realiza cada año. ¡Muchos éxitos, Juanita en este nuevo camino!

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