Una resiente investigación del prestiogioso medio estadounidense The New York Times reveló que Ecuador desade 2007, tras la salida de la base de manta, se consolidaron los factores para que Ecuador sea una «megaautopista» del tráfico de cocaína de los dos mayores productores del mundo que son Perú y Colombia.
El punto de inflexión fue la salida de la base estadounidense de Manta por orden del entonces presidente Rafael Correa que permitió alianzas entre bandas locales con grupos de narcotráfico de México sobre todo.
«En consecuencia, la embajada estadounidense cerró su oficina militar y los principales esfuerzos de lucha antidroga del Departamento de Estado en el país», dice el texto en referencia a la decisión del entonces presidente ecuatoriano Rafael Correa de marcar distancia de Estados Unidos.
«Históricamente, Ecuador se consideraba un centro de estabilidad en comparación con sus países vecinos», dice la nota escrita por la periodista Maria Abi-Habib.
Abi-Habib recorrió el país con los marines ecuatorianos durante una semana y en base a eso realizó su reportaje.
Mientras tanto, los esfuerzos del gobierno estadounidense se enfocaron en la lucha contra el tráfico de fentanilo. Y los cárteles mexicanos aumentaron su poder en Ecuador en colaboración con grupos colombianos y bandas locales.
El artículo añade que «en Ecuador y otros países de América Latina, la droga ha vuelto a convertirse en el principal motor del terror y la violencia, matando y mutilando a civiles mientras se abría camino hacia compradores situados principalmente en Estados Unidos y Europa«.
El artículo concluye que Ecuador no es un «narcooestado» pero sí apunta a que «necesita mucha ayuda internacional». (I)
