La festividad de la virgen de Guadalupe, patrona de Sucre, la capital constitucional de Bolivia, es una de las más representativas del país por la fusión entre la religión y la cultura, y ahora postula para ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
A diferencia de lo que ocurre en México, donde la virgen de Guadalupe es un símbolo de identidad nacional, en Sucre se fusiona la religiosidad con la identidad cultural traducida en danzas folclóricas que se desarrollan en la fiesta como homenaje a la virgen, explicó a EFE el historiador y escritor Fernando Cajías.
Pero a nivel interno también hay diferencias, pues para la fiesta de la virgen de Guadalupe, llamada ‘Gualala’ por sus creyentes, la participación de las provincias es trascendental porque cada una le pone su propia identidad.
«Eso no hay en ninguna otra parte, ni de Bolivia ni del mundo, como el zapateo y chuntunqui de la provincia Zudáñez y el pujllay de Tarabuco que también es patrimonio. El hecho de que todos terminen el baile y se hinquen ante la imagen de la virgen no se da en ningún otro tipo de fiesta», precisó Cajías.
El día del «cumpleaños de Guadalupe», que se celebra cada 8 de septiembre, llegan centenares de devotos, la catedral de Sucre, que es donde está el lienzo original de la virgen, se llena de flores, se realizan procesiones en la ciudad y «una famosa noche de velas» que preceden a la entrada folclórica, contó el historiador.
La virgen de Guadalupe está pintada en un lienzo. En 1601 el fray Diego de Ocaña la pintó por un encargo del entonces obispo de Chuquisaca y hasta la actualidad es una de las obras más importantes de Bolivia.
Diez países de Latinoamérica figuran entre los finalistas para la inscripción de sus tradiciones culturales en las listas de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.
Entre ellos destacan El Salvador, que participa por primera vez; Chile, con el Circo de tradición familiar; Panamá, con los procesos constructivos de la casa de quincha; Paraguay, con el Arte Ñai’ũpo; Perú, con Sarawja; Cuba, con la práctica del hijo cubano, y México, con la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Iztapalapa, entre otros.
El Patrimonio Cultural Inmaterial incluye tradiciones orales, artes escénicas, rituales, festivales y conocimientos ancestrales transmitidos de generación en generación que la Unesco busca proteger, promover la diversidad cultural y fortalecer la identidad de las comunidades.
El historiador Cajías considera que si un país llega a ser patrimonio de la Unesco con alguna manifestación, «hay que conservarla, hay que cumplir un plan de manejo y cuando se declara patrimonio de la humanidad es que no solamente importa para un país, sino para el mundo».
«Es un compromiso muy grande en la actualidad, es que el patrimonio no solo sirva para la identidad sino para el desarrollo económico, y en el caso de Sucre, siendo una ciudad turística, tiene que dar esa facilidad al turística de conocer la festividad de Guadalupe, que tenga opciones hoteleras y de gastronomía», añadió Cajías.
Bolivia ya cuenta con 15 patrimonios culturales e inmateriales de la Unesco, si gana la festividad de Guadalupe, sumarían 16. EFE (I)
