Todas las repúblicas, todas

Por Marlon Puertas

Crecí creyendo que nuestro país, Ecuador, era una república, porque así nos lo hacían repetir en coro en mi querida escuela desde segundo grado, coro que era olvidado de inmediato con el timbre de recreo que nos devolvía a la única república que nos interesaba en ese momento, la de la pandilla de amigos, la del patio, la del juego, la república inocente de la niñez.
Así hasta el colegio. Entonces vino la historia aquella que me enseñaron y con la que no me conformé, de que nuestra república, la del Ecuador, nació en un lejano 1830 con un presidente venezolano, un pelado feo llamado Juan José Flores, y que nuestro nombre provino de un paralelo imaginario que partía al mundo en dos. Nunca lo entendí y no me dijeron a quién se le ocurrió la brillante idea de bautizarnos como Ecuador.
Un poco más adelante, en cambio, me fascinó la historia de Francia, su revolución, su proclama, las tres palabritas mágicas: Libertad, igualdad y fraternidad. Capté porqué las monarquías se cayeron a pedazos, porqué los reyezuelos de tanto poder se empalagaron, aprendí que los pueblos, donde quiera que se encuentren, tienen resistencia pero también unos límites. Francia nos enseñó que si por algo valía la pena luchar, era por estos tres postulados vigentes por siempre.
Ya en la universidad, y miren ustedes como nuestra educación no respeta cronogramas históricos, leí sobre la República de Platón. Para no aburrirlos ni ponerme filósofo, en resumen, lo que entendí, es que la república era la mejor opción para organizar un Estado.
Y ya siendo periodista, entendí que la república no debe confundirse con la democracia, ya que la democracia, entendida como la voluntad de la mayoría, muchas veces ha servido y sirve para destrozar repúblicas. En latín, la república es más sencilla aún: la cosa pública. Es de todos y siendo así, no le pertenece a nadie.
Llegamos a estos días. Tengo presente a la república más por el cine que lleva su nombre y por la transitada avenida que circulo a diario para llegar a la lejana redacción de HOY, en Quito. Pero en cambio la tengo ausente en lo que representa, en su esencia. Siento que nuestro país, casi a los 180 años de su bautizo, no termina de convertirse en una república, pese a lo bonito que suena calificarse como una más. Las evidencias actuales, nuestra realidad, indican un retroceso, demuestran unas ansias interminables de acumulación de poder, corren en el sentido contrario de una división racional de las funciones, todo avalado por una democracia que termina siendo el verdugo de nuestro país.
No ha existido en el Ecuador un medio de comunicación que se llame La República. Y entiendo que la difícil coyuntura inspiró a Carlos Jijón a crear uno con este nombre. Porque nos hace falta. El vacío existente de institucionalidad demanda una respuesta contundente, sin vacilaciones, miedos o intereses. Respuesta que puede parecer necia y hasta osada, pero en realidad es un mensaje valiente de orientación honesta y capacitada. A la tiranía, la república. Siempre ha sido así.

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13 Comments

  1. Buen artículo y mis mejores deseos para esta nueva iniciativa informativa. Ya es hora de que el Ecuador despierte y avance

  2. Cabe destacar que a pesar que sus palabras Sr. Puertas son muy ciertas las mismas no pueden ser expresadas frente a nuestro «querido y bien poderado presidente» sin que provoque una gran polemica y trate de enviarlo a la carcel por desacato y falta de respeto a su gobierno. Espero no morir sin antes haber vivido la alegria de saber de que mi querido pais paso de ser un pais tercermundista a uno liberal, en el que se respetan los valores y la libertad de expresión de sus habitantes.

  3. Felicitaciones por la iniciativa. Sin embargo, me permito hacer una observación: la «República» es el nombre tradicional atribuido a esa obra de Platón, pero el filósofo en realidad se referia a la politeia (Ciudad-Estado) muy distinta a la concepción de república actual. Tan distinta era, que en la propuesta de Platón la democracia ateniense debería desaparecer y debería estructurarse la sociedad en tres clases Obreros, guardianes y filósofos. Por tanto, muy romántica su opinión de: «lo que entendí, es que la república era la mejor opción para organizar un Estado» pero si sostiene aquello, se está contradiciendo con los principios que defiende en el resto de su artículo. Recomiendo leer la obra. Este error le resta puntos en su debut. Atte. @marcoaurelioaa:twitter

  4. Que refrescante contar con un espacio de opinión en el que podamos expresar nuestro acuerdo o desacuerdo…. o al menos eso esperamos, felicitaciones por la iniciativa.

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