Rodolfo Muñoz, un documental, la fe y las trampas

Por Eduardo Varas

Rodolfo Muñoz es un periodista que se puede considerar importante en Ecuador y espacios como “La caja de Pandora” son prueba de eso. Más allá de las precisiones alrededor de su salida de CNN como corresponsal, el 30 de septiembre de 2010 (algo que por lo pronto solo sabemos desde su posición y no hemos tenido acceso a la versión de la empresa de noticias), queda sobre la mesa una discusión real acerca del valor de cierta ética personal en la profesión, por encima de los intereses que tengan los medios. Quizás una reflexión importante en un tiempo en el que el periodista aparentemente termina siendo víctima y esclavo de empresarios malvados y siniestros, con cuernos como demonios propios de las fantasías del medioevo. Esto es algo que he visto con un impacto público similar en otro caso: la salida de Carlos Vera de TC Televisión, hace varios años, pocas semanas después de iniciar un noticiario nuevo.. Pero esto es sobre Muñoz, a quien también hay que reconocerle la valentía y el coraje de ser de los pocos periodistas que acepta otras formas y las utiliza para la comunicación. El documental es eso, quizás el formato con más carga personal que pueda existir, mezclando investigación, suerte y cine, y en el que no le podemos exigir una estúpida objetividad a nadie.
El documental es un punto de vista muy marcado. Es una apuesta, es lanzar preguntas e irse por un camino, es indagar y dudar. El documental exige del espectador un convenio inicial y es el de reconocer que lo que se está viendo no es la verdad, sino la aproximación a un tema a través de esa mirada poderosa y olímpica de quien dirige la pieza. Un documental sobre el 30S es justamente eso e irnos por otros caminos es negarle al trabajo las posibilidades de vivir más allá de las contingencias temporales. Lo que vale de “Muchedumbre 30S”, de Rodolfo Muñoz, es el papel de memoria que profesa alrededor de lo que pasó un día de septiembre del año pasado en Quito.
Lo que lamento de la existencia de este trabajo es que haya espectadores que solo se permitan profundizar sus cicatrices personales utilizando este documental como argumento de posturas que no se acarician ni por equivocación. “Muchedumbre 30S” se transmitió hace una semana por la señal de Ecuador Tv y los “comentarios en tiempo real” en twitter evidenciaban esa lucha constante en el Ecuador de hoy por entronizar una idea sobre otra: a favor y en contra, correístas y anticorreístas; amigos y enemigos, etc. Una pobre discusión que deja de lado todo aquello que Muñoz hace, incluso en esos espacios en los que él no tiene todo el control. Los hechos que “Muchedumbre…” nos pone ante las retinas son contundentes: policías violentando a civiles que estaban manifestándose a favor de un criterio que consideraban adecuado. No se puede perder eso de perspectiva, ni siquiera porque las pasiones políticas vayan por otro lado.
Pero son justamente algunos de los hechos que el documental presenta los que me dejan en duda. Es claro el favoritismo de Muñoz hacia el Gobierno y sus tesis, pero ¿eso vuelve malo el documental? No, mirarlo así es un error impresionante, grave e infantil. Lo impactante del trabajo está en cómo hace uso de un material que reconstruye la crisis del día y define un ataque al Presidente (que todos pudimos ver, en tiempo real, al menos en lo que pasó esa mañana en el Regimiento Quito No 2) por parte de policías, así como la participación de las Fuerzas Armadas. Muñoz nos lo muestra y esa parte de la ecuación es la que no me queda clara una vez que hago un compedio de los hechos que sucedieron después del 30S. ¿Qué pasó con los militares? ¿Por qué desde el Gobierno se declaró “que no hay indicios de responsabilidad penal en esos actos”, con relación a los miembros de la FAE que se tomaron el aeropuerto de Quito, por ejemplo? “Muchedumbre 30S” no es un trabajo para mostrarnos lo que ya sabemos, es el recuerdo que nos ayuda a ejercitar un pedido real de justicia como sociedad.
Porque hemos perdido el tiempo discutiendo absurdos alrededor de ese día (como si un coronel puso o no candado a una puerta), y hoy contemplamos a muertos sin justicia y a un agente que a pesar de lanzar gas lacrimógeno al Presidente está libre en un fallo controversial (pasiones aparte, hay que analizar qué pasó en ese juicio para que un tipo que atentó de esa manera no haya sido sentenciado a prisión). También se puede reconocer cómo no se ha investigado realmente lo que pasó y cómo es tener una Fiscalía tan pobre que no es capaz de sostener acusaciones. Sé que el dilema de muchos es que todo es culpa de la administración de justicia, pero la verdad es que en algo tan complejo como lo del 30S debemos exigir que toda acusación y condena sean tan claras para que no exista espacio para la duda. Así seríamos un país más sano. La Justicia no puede ser un asunto de fe, sino un asunto de hechos comprobados.
Y en síntesis,“Muchedumbre 30S” no es relato de lo que pasó ese día, es el relato de lo que se quedó en el camino. A menos de un año todo se diluye y es una pena. La investigación de Muñoz es clara y se basa en recopilar material y ordenarlo. Su postura de que fue intento de Golpe de Estado es accesoria en la reflexión sobre este trabajo, porque hay mucho de fe en ese tema. La contudencia del documental está en que olvidamos muy rápido y que al parecer no ha pasado nada y como sociedad no somos lo suficientemente consciente de que debemos exigirle al Gobierno que aclare todo, que se investigue más allá de acusaciones someras y que se deje de una vez por sentada la participación de las Fuerzas Armadas en lo que pasó ese día.
La verdad del 30S no es un tema que le atañe al Gobierno como acción política dentro de su concepto de la Revolución Ciudadana. Este es un asunto que todo el país debe reclamar como una herida abierta y que tiene que cerrarse de una vez por todas, con una justicia a prueba de filiaciones ideológicas o motivaciones oscuras.
La verdad, tengo la impresión, no interesa. Solo importa el cristal por el que se mira las cosas y mientras sigamos dejando en el tintero la participación de los militares (¿Por qué?, me sigo preguntando) y seguimos sin pensar cómo esa crisis se vivió también en otras ciudades del país, nada estará resuelto. Un documental también nos puede colocar ante las trampas de un discurso oficial, de retórica fácil y frases hechas (“Hasta las últimas consecuencias” tiene tanta fuerza como decir “Síganme los buenos”); sin embargo, al final me queda solo una cosa: Nunca llegaremos a esas ‘últimas consecuencias’ de lo que pasó hasta que el Gobierno evidencie la necesidad de investigar a todos quienes ese día de septiembre tuvieron mucho que ver, sin arreglos de por medio. Lo demás es accesorio, ficción y trampa. Un documental bien claro suele dejar esas dudas sangrantes.

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13 Comments

  1. man, me gusta como escribes pero o estabas medio en trippi o te jugo una mala pasada el editor cercenándote alguna palabra pero las primeras 6 líneas no tienen coherencia!!

    • ¿Si? A mí esa parte me queda muy clara, en realidad. La ética personal del periodista está por encima de cualquier presión de los medios, esa fue la idea, nada más. El único error que cometo en el texto es el absurdo de poner «lagrimógeno» en lugar de «lacrimógeno» y gracias a Mauricio Chávez por notarlo. Espero que se pueda hacer la corrección pronto. Saludos.

  2. Estamos en realidad en capacidad de aseverar lo que dijo un expresidente respecto a las fuerzas armadas?….eso fue hace casi dos decadas…hemos en realidad superado esa etapa obscura de nuestra Republica del Ecuador que se aproxima a los dos siglos?…si respondemos positivamente  tendremos la respuesta a lo que sucedio  el 30s.

  3. Buen artículo, adecuada reflexión, pero creo que no tocas a la parte que, a mi criterio, es la mayor responsable de que este caso este quedando en el olvido: Los medios de comunicacion privados.
    El documental narra adecuadamente los sucesos del 30s, desde el punto de vista del realizador (directo: intento de golpe). Muchas partes concuerdan con las versiones que ha dado el gobierno, otras ni se mencionan (el candado, por ejemplo)
    Por otro lado, la oposición política pretendió establecer otra versión de los hechos (autogolpe/» sublevacion» mal maneja) a punta de opiniones y entrevistas de actores políticos, mostradas en los medios privados.
    En el mismo documental (y en tantas otras versiones gobiernistas del 30s) se pueden ver a los periodistas de medios privados presentes en todos los lugares. Como es que, no se ha podido elaborar un sustento en video de alguna otra versión, cualquiera que esta sea?
    A mí, en lo personal, me interesa saber la verdad de lo que ocurrió, pero ante la ausencia de una alternativa para contrastar puntos de vista, toca seguir recibiendo las versiones «oficiales», recuerda que estamos en mitad de una guerra mediática por el favor de la opinión pública.

    Un abrazo

  4. Todos vimos por la TV lo que paso el 30 de Septiembre, algunas personas murieron, y lamentablemente no hay responsables, todos vimos a los policias disparando contra los militares y otros policias, un presidente cojo atacado y golpeado e insultado por ciertos  policias, las ciudades desbalijadas por la delincuencia, y todo el mundo esperando el tiempo en que el Gobierno caiga, pero se equivocarón Rafael dio muestras de valentia a diferencia de LUCIO que  a la primera salio huyendo. Y gracias a la corrupción de jueces y de como los policias se tapan entre ellos, no hay responsables casi de nada. Que verguenza ese día. Adelante con el trabajo, ojala la oposición entienda que solo con trabajo y manos limpias se construye una mejor Patria. Abajo esos pocos policias corruptos que cada vez van saliendo a la luz en los medios de comunicación, y se los descubre implicados como complices de actos delictivos.

    • Creo que pato tiene cerebro de pato mismo todos vimos como uno llamado presidente de republica desafia una turva enrdecida por los beneficios que le quitaban, como ser humano primrro se debe usar la razon y actuar,el presidente debio usar si tiene el cerebro primero.

  5. (“Hasta las últimas consecuencias” tiene tanta fuerza como decir “Síganme los buenos”); sin embargo, al final me queda solo una cosa: Nunca llegaremos a esas ‘últimas consecuencias’ de lo que pasó hasta que el Gobierno evidencie la necesidad de investigar a todos quienes ese día de septiembre tuvieron mucho que ver, sin arreglos de por medio».
     
    Eduardob a usted se le olvidó la expresión desafiante del dictador «aquí estoy matenme..». Reacciones de un desquiciado que pudo contagiar a las masas con resultados terribles. Parece que se le olvidó también la orden del tirano para que maten entre miembros de  la fuerza pública. Otra obra de un deseuilibrado mental, por que siendo inteligente, sabe que el ser humanom está por encima de todo.

    El tirano necesita unos cuantos rodolfos muñoces que agachan la cabeza por un mendrugo de pan… Así de simple.
     

    • DEMÓCRATA, POBRE PAYASO, SEGURAMENTE ESTE INJDIVIDUO VIO DE LEJOS, SENTADO COMODAMENTE EN SU CASA, LOS QUE VIVIMOS CERCA DEL HOSPITAL FUIMOS TESTIGOS DE LA VIOLENCIA DE ESTOS MALOS POLICIAS, SIGA DEMOCRATA NEGANDO LA VERDAD COMO MUCHOS OTROS IDIOTAS, QUE CREEN QUE AQUI  NO PASO NADA

    • dictador, tirano, desquiciado, claro no son insultos, son perlas brillantes de una mente iluminada como democráta, que es tan cobarde que necesita un pseudónimo, por supuesto obvio que un individuo como este no de la cara, oligofrénicos como éste, sirven de colchón para la impunidad.

  6. Todo comunicador tiene derecho a sostener su intencionalidad, igual que las audiencias tienen las suyas propias, lo que no es permisible por ninguno de dos extremos en la la línea de la comunicación es el tergiversar la información con premeditación y alevosia, es decir dejar al público expectador con una mentira cual si fuera verdad, ya sea por negligencia al no haber completado su investigación, o por mala fé, por que esa era la idea desde que se inicio el proyecto del reportaje. 

    En el caso del 30S la justicia ha declarado inocente al Coronel Carrión, Mayor Araujo, y el gobierno no ha podido demostrar con pruebas un intento de golpe de estado, y mucho menos el secuestro presidencial. Podemos negar la ausecia de pruebas, y seguir argumentando las acusaciones en un medio de comunicación sin contribuir en nada a la sociedad, eso es falta de ética del periodista.,

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