Pintores chinos retratan Ecuador con la magia de su arte milenario

Siete reputados pintores chinos visitan hasta hoy los variopintos paisajes ecuatorianos con el fin de plasmar en sus obras, caracterizadas por lo simple de su arte milenario, las impresiones que se llevan del país andino, tan lejano y distinto de su tierra natal.

Durante su visita al país, que empezó el pasado 30 de junio, los siete pintores retrataron desde el verde abrumador de la Amazonía hasta las nieves perpetuas del volcán Cotopaxi, impregnando sus lienzos de espiritualidad oriental.

«La montaña ecuatoriana es más pintoresca, y en China hay un dicho que dice que la montaña representa el espíritu del ser humano. Mientras que el agua significa la vida», dijo Tong Chanxin, maestro de la tinta china y del óleo, mientras enseñaba orgulloso uno de sus últimos bocetos.

En él, los ojos expertos podrán distinguir las cinco dimensiones o tonalidades que adquiere la tinta china, según la destreza y la cantidad de agua que se aplica en cada trazo.

Se trata de un arte que, en esta ocasión, conjugó saber milenario y acercamiento entre naciones, como se demostró en un encuentro el jueves de los maestros chinos con una quincena de artistas ecuatorianos en Papallacta, una localidad de montaña famosa por sus aguas termales.

El jefe de la delegación de pintores, Luo Qin, mojó un enorme pincel en tinta china, previamente diluida en agua, y en cuestión de segundos apareció un pájaro apoyado en una rama ante los maravillados ojos de los artistas ecuatorianos.

«Estoy anonadado al ver tanta pureza y simpleza a la vez. Yo siempre termino con muchas complicaciones y ellos lo resuelven en dos o tres trazos, es inspirador», explicó a Efe el fotógrafo y pintor ecuatoriano Geovanny Verdezoto, quien recientemente se adentró en el mundo de la tinta china.

«En China se dice que el arte no tiene fronteras, este viaje de artistas es un viaje de conocimiento, de aprendizaje. Es una forma no solo de promover el saber mutuo entre pintores, sino también la amistad y el conocimiento entre los pueblos», afirmó Luo Qin.

Luo reconoció que antes de llegar al país andino no conocía mucho sobre arte de Ecuador y alabó la obra de Oswaldo Guayasamín, el pintor ecuatoriano más conocido en el mundo, de quien visitó la Capilla del Hombre, resaltando que el color que usaba «es muy parecido al de la técnica china».

La idea de la visita surgió el pasado año tras una exposición en Shangai de los artistas ecuatorianos Jorge Perugachy y Alyvar Villamagua, con motivo de los 30 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Tras la experiencia, los pintores chinos expondrán sus obras en grandes ciudades de su país, lo que supondrá un acercamiento de ambas naciones y un impulso turístico para Ecuador.

«Me parece que es bellísimo promover desde la visión del alma de un artista lo que es nuestro país», señaló el ministro de Turismo, Freddy Ehlers, que ha impulsado el proyecto junto con la Asociación de Amistad del Pueblo Chino con el Extranjero.

Luo y Ehlers bromearon sobre esta prometedora propuesta, que podría llevar a los «1.300 millones de chinos» de visita al pequeño país andino, de catorce millones.

Mientras, en una sala inundada de olor a tinta, los pintores ecuatorianos memorizaban todo lo aprendido en tan corto pero prolífico encuentro, y se afanaban en guardar los bocetos que les regalaron los maestros chinos.

«Todavía nos falta mucho camino para recorrer en los dos sentidos, en la formación artística y en la valoración del arte, del oficio, de lo que significa el artista y lo que entrega a la sociedad», reconoció la grabadora y profesora de arte ecuatoriana Lola Solís. EFE

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