Consumo excesivo de energizantes puede ocasionar problemas a la salud

Empieza su jornada laboral a las 09:00 y la termina a las 21:00. A media tarde, Julián Álvarez, un diseñador gráfico de 25 años, confiesa que para “recuperar fuerzas” a diario toma una bebida energizante.

“Me siento mejor. Ya es una religión para mí, unos no pueden vivir sin café, yo no puedo trabajar sin ‘recargar las baterías’”. Esta afirmación que realiza Álvarez la comparten “ejecutivos, deportistas y hasta estudiantes menores de edad”, pero no es lo correcto, explica el nutriólogo Javier Solís.

Pese a que estas sustancias se encuentran en los mercados, Solís indica que no debemos olvidar que su componente principal es la cafeína, la cual actúa como estimulante del sistema nervioso central. “Algunas incluyen otros azúcares, como la guaraná, que en proporciones adecuadas ayuda a tener energía disponible para el metabolismo del cuerpo, o anfetaminas, que tienen un efecto igual al de la cafeína, pero deben ser consumidas de manera controlada”, agrega.

El efecto principal de la cafeína en el cuerpo, dice, es que se liberan algunas sustancias de la corteza central del cerebro que hacen que la persona se sienta alterada e incluso dependa de esta para “sentirse activo”, lo que puede desembocar en una adicción.

Solís indica que no se puede optar por un energizante como una ayuda adicional a la dieta, porque estos están compuestos por estimulantes y no por alguna sustancia que signifique un aporte a la alimentación. No se lo puede considerar suplemento dietario, dice, ya que la cafeína es una droga estimulante. Ningún médico recomienda que una persona tome dos litros de café por día.

La revista estadounidense Pediatrics publicó un estudio que asegura que el consumo excesivo de estas bebidas podría ocasionar en niños y adolescentes problemas respiratorios y cardiovasculares, como agitación, aumento de presión arterial y hasta muerte súbita. Al respecto, el médico nutriólogo José Vergara señala que otros de los síntomas son dolores de cabeza, palpitaciones, dilatación de pupilas, nerviosismo e hiperactividad.

“Todo lo que causa euforia al consumirse puede convertirse en adictivo, por eso no es recomendable beber energizantes”, dice Vergara. “Esas personas que dicen: ‘estoy en la oficina cansado y voy a comprar un energizante para poder trabajar’, en realidad lo que tienen es depresión, por estar incómodas en su ambiente laboral y al tomar una sustancia estimulante solo conseguirán el estímulo por un tiempo insignificante”, explica.

Lo recomendable para recargar energías es descansar, sugiere Vergara. “Eso y una buena alimentación, basada en una dieta balanceada que esté constituida 50% en carbohidratos, del 20 al 30% en proteínas y del 20 al 30% en grasas”, añade.

Mezcla dañina
El principal peligro de las bebidas energizantes no está en su consumo eventual sino en el excesivo, subraya Vergara, y al combinarlas con bebidas alcohólicas u otras drogas pueden derivar en efectos más graves en la salud física y mental del consumidor.

“Los adolescentes realizan la mezcla con alcohol con el objetivo de poder tomar más y reducir los efectos de la borrachera. Es una mentira encubierta ya que estos se enmascaran pero no se evitan. Esto genera intoxicaciones mucho más importantes sumado a los efectos negativos de la cafeína”, afirma Diego Brito, especialista en toxicología.

Este profesional recalca que “así como se regula el consumo del alcohol y de cigarrillo, este tema debería llegar a instancias legales”, pues es necesario concienciar a la sociedad del daño que pueden causar las bebidas energizantes si se mezclan con alcohol.

En Argentina, actualmente se analiza un proyecto de ley que busca prohibir toda la publicidad que sugiera o induzca a combinar bebidas energizantes con otras que contengan alcohol en su composición.

“Todo lo que causa euforia al consumirse puede convertirse en adictivo, por eso no es recomendable beber energizantes”.
José Vergara
Nutriólogo

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