El Papa advierte a los católicos de «una libertad sin Dios»

«Hay muchos que creyéndose dioses piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto, decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias», dijo esta mañana el Papa en medio del delirio de los peregrinos reunidos en la céntrica plaza de Cibeles, en Madrid, en medio de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra en España. Si en su discurso de esta mañana el Papa pidió respeto a la identidad cristiana, por la tarde ha solicitado a los miles de jóvenes que se aferren al evangelio para parecerse a Cristo, y sean «pobres de espíritu, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón y amantes de la paz», según reporta el diario El País. El Obispo de Roma agregó que «esos que se creen dioses» se dejan llevar por el impulso de cada momento y advirtió a los jóvenes de que esas «tentaciones están siempre al acecho».

«Es importante no sucumbir a ellas porque en realidad conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios», advirtió.

El anciano Pontífice, de 84 años, exhortó a los jóvenes a ser prudentes y sabios y a escuchar a Jesús, «cuyas palabras no se las lleva el viento, sino que llegan al corazón y fraguan toda la vida».

«Queridos jóvenes, escuchar a Cristo, el único amigo que no defrauda y con el que queremos compartir el camino de la vida. Sabemos que cuando no se camina al lado de Cristo nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, las propuestas halagadoras pero interesadas, engañosas y volubles que dejan el vacío y la frustración tras de sí», añadió.

Benedicto XVI fue más allá y les invitó a no seguir las corrientes de moda y el interés inmediato «olvidando la justicia verdadera o refugiándose en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos».

Contento, satisfecho de estar por tercera vez en España y en medio de los «centinelas del futuro», como llamaba Juan Pablo II a los jóvenes, el Papa acudió a su primera cita con los muchachos asistentes a esta XXVI JMJ atravesando la monumental Puerta de Alcalá.

Si en la JMJ de Colonia (Alemania) de 2005 llegó al encuentro con los jóvenes en un barco por el Rhin y en la de Sidney (Australia), de 2008, surcando la bahía, la entrada oficial a Madrid la hizo a pie, atravesando la monumental e histórica puerta que se levanta en el corazón de la capital española.

Jóvenes de los cinco continentes, diez por cada uno, le acompañaron en la travesía, mientras los cientos de miles de presentes, en un ambiente festivo le acogieron como a una estrella del pop, entre cánticos, vivas y ondear de miles de banderas de sus países de origen.

«Si, sí, sí, el Papa ya esta aquí» y «Esta es la juventud del Papa», entonaban los jóvenes peregrinos.

Antes de la ceremonia de Cibeles, el papa plantó un olivo, en referencia al lema de esta JMJ, «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe», y después siete caballos andaluces, montados por otros tantos jinetes y mujeres a la grupa vestidas de flamencas, le dieron la bienvenida con una exhibición de doma de alta escuela española.

El cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, le dio la bienvenida a una ciudad «donde nadie es forastero, sino hermano».

Después la joven polaca Asia Milewska, le ofreció el pan y la sal, símbolo de acogida; el australiano Alex Baley le ofreció la guirnalda de flores típica de las islas del Pacífico.

La coreana Jin-In le ofreció una Balao con arroz, el hondureño Yester Licona un sarepe, regalo de amistad que identifica a los pueblos americanos y la guineana Brenda Garriga le ofreció granos de café envueltos el hojas de plátano, obsequio de bienvenida africano.

«Es una inmensa alegría encontrarme aquí con vosotros, en el centro de esta bella ciudad de Madrid, que hoy es también capital de los jóvenes del mundo y donde toda la Iglesia tiene puestos sus ojos», les dijo el papa.

Respeto para los católicos

El Papamovil, por las calles de Madrid.

El Papa Benedicto XVI saluda desde el papamóvil en dirección a la sede de la Nunciatura, tras su llegada al aeropuerto de Barajas, en Madrid, donde presidirá la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica. Jóvenes católicos llegados de todas partes del mundo, así como ciudadanos españoles, salieron a dar la bienvenida al papa con música, banderas y pancartas todo a lo largo del recorrido desde el aeropuerto a la sede diplomática vaticana.

En su primer discurso en Madrid, pronunciado en el aeropuerto de Barajas, el Papa ha pedido respeto para los católicos. «No pocos jóvenes, por causa de su fe en Cristo, sufren en sí mismos la discriminación. (…) Se les acosa queriendo apartarlos de Él, privándolos de los signos de su presencia en la vida pública». Los jóvenes presentes, que han escuchado atentamente las palabras del Papa, han estallado en aplausos cuando este se ha dirigido a ellos para pedirles: «Que nada ni nadie os quite la paz, no os avergoncéis del Señor». Poco antes, en el interior del avión, el pontífice también les había hecho un guiño al hablar del paro juvenil y advertir que «la crisis económica es también ética y sin ella la economía no puede funcionar».

Con las principales avenidas engalanadas para la ocasión, decenas de personas lanzaron globos, confeti y grandes serpentinas amarillas y blancas, los colores de la bandera vaticana en varios puntos del recorrido, mientras grupos de peregrinos católicos enarbolaban las banderas de sus países, entre ellas muchas latinoamericanas.

Agrupaciones folclóricas coparon las plazas a lo largo del trayecto para amenizarlo con bailes típicos de Perú, República Dominicana o Colombia, países cuyos nombres ostentan las calles o plazas del barrio de Hispanoamérica, uno de los que atravesó el vehículo papal.

«Bienvenido a España, tierra de María», «De Madrid al cielo» o «Bienvenido Santo Padre» eran algunas de las decenas de pancartas que decoraban los puentes, calles y plazas, donde se agolpaban los fieles fuertemente custodiados por un amplio despliegue de seguridad.

Mañana el papa se reunirá con los Reyes de España, con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, viajará al Monasterio de El Escorial y presidirá el tradicional Vía Crucis por el centro de Madrid.

Con textos de EFE.

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