Nueva York vuelve a la normalidad

La Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey prevé que los cinco aeropuertos que operan en la zona estarán operativos -con retrasos y cancelaciones- a mediodía del lunes, y recuperarán la normalidad el martes, según ha informado un portavoz a Efe. Los autobuses de Nueva York empieza a funcionar, aunque las autoridades no saben cuándo se restablecerán el metro y los trenes. Se ha reanudado el servicio en algunas líneas de Manhattan y el Bronx. A medida que avance la jornada empezarán a funcionar rutas de Queens y Brooklyn.

Temprano en la tarde, el presidente Barack Obama advirtió: «Aunque se ha debilitado, sigue produciendo fuertes lluvias. Nuestra preocupación fueron las inundaciones. Aun hay riesgos. Los problemas aun no han acabado. Los efectos de Irene durarán aun varias semanas, por las inundaciones y el corte del suministro eléctrico».

Times Square, al paso de Irene. El huracán se transformó en tormenta tropical.
Irene perdió fuerza de huracán y fue degradado a tormenta tropical, pero el meteoro seguía siendo peligroso mientras atravesaba una ciudad de Nueva York, obligada a detener su acostumbrada actividad, dejando tras de sí una costa este aturdida y por lo menos nueve muertos, inundaciones extendidas y había cuatro millones de hogares sin energía eléctrica. La marea ha alcanzado su punto más alto y ha elevado el nivel del agua un metro en la costa de Manhattan coincidiendo con la llegada de Irene. Ha comenzado a desbordarse el Hudson River a la altura de Battery Park pero aún no está clara la gravedad de la inundación.

Después de su largo viaje por la Costa Este, donde dejó una precipitación de 30 centímetros de lluvia en Carolina del Norte y Virginia, el vórtice de Irene llegó por la mañana a Coney Island, en Nueva York.

El Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami, dijo que sus vientos se redujeron a 105 kilómetros por hora y que Irene podría adentrarse aún más a la zona de Nueva Inglaterra por la tarde. Irene se movía hacia el norte-noreste a 40 kph.

Las autoridades advirtieron también que es posible que haya tornados aislados en el noreste del país a lo largo de la mañana

Las inundaciones comenzaron a afectar a algunas calles situadas a la orilla de Nueva York, la ciudad más grande de Estados Unidos. Las autoridades de la ciudad dijeron que las lluvias caídas durante la noche superaron la capacidad de descarga del alcantarillado, lo cual causó anegamientos en las calles.

El agua de mar procedente del puerto de Nueva York alcanzaba la orilla de la vereda del parque Battery, en el extremo sur de Manhattan.

A lo largo de la costa, en los barrios exteriores, las inundaciones eran peores. El agua del océano llegaba a las calles principales de Rockaways, una península en Queens cuya evacuación ordenó el alcalde Michael Bloomberg.

En Brooklyn, algunas calles de Coney Island también estaban bajo el agua, y en Red Hook, a lo largo del puerto, el agua había penetrado hasta 91,5 metros.

La enorme tormenta -de 805 kilómetros de ancho- había amenazado a 65 millones de personas en toda la costa del Atlántico, el mayor número de estadounidenses afectados jamás por un solo meteoro.

Nueva York estaba extrañamente tranquilo. En una ciudad donde pocas personas utilizan automóviles propios, la población prefirió quedarse en sus viviendas.

El sistema de transporte público permaneció cerrado debido al clima, por primera vez en la historia. Solamente los taxis seguían operando. Todos los aeropuertos de la ciudad estaban cerrados, con más de 9.000 vuelos cancelados. Todos los espectáculos de Broadway, los juegos de béisbol y otros eventos fueron cancelados o pospuestos.

En Times Square, los comercios estaban cerrados con tablas en las ventanas y había sacos de arena apilados en los frentes. Las obras de construcción en el sitio donde se alzaban las torres gemelas estaban suspendidas.

Washington DC se preparó también para la llegada de Irene, lo mismo que Filadelfia, la costa de Nueva Jersey y el área metropolitana de Boston.

El sistema de tormenta también trajo una gran cantidad de lluvia y bandas de nubosidad de hasta 805 kilómetros y amenaza a un arco de ciudades donde residen 65 millones de habitantes.

Las muertes atribuidas a Irene incluyeron dos niños: uno de 11 años de edad que falleció cuando un árbol cayó en su casa en Virginia y otro que murió en un accidente de tránsito en una intersección en Carolina del Norte donde se apagó el semáforo.

Otras cuatro personas murieron por la caída de árboles o ramas -dos en incidentes separados en Virginia, una en Carolina del Norte y una en Maryland-. Un surfista y un bañista en la Florida murieron por el fuerte oleaje.

Cuando todavía tenía fuerza de huracán de categoría 1, Irene entró a tierra en la costa de Nueva Jersey, esta madrugada. El Centro Nacional de Huracanes dijo que el vórtice entró cerca del islote Little Egg a las 5.35, hora locales. Fueron emitidas alertas de huracán para las costas de Virginia hasta Sagamore Beach en Massachusetts.

No hubo vientos con fuerza de huracán sobre tierra la madrugada del domingo y sólo se registraron a un área relativamente pequeña sobre el Océano Atlántico mientras el vórtice del huracán seguía viajando sobre el agua después de entrar brevemente en Carolina del Norte. AP

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