Por Bernardo Tobar Carrión
Aquí la política es el tema predilecto de cotilleo, la materia en la que tarde o temprano resbala toda conversación. Lo mismo en un taxi, comprando pan en la esquina, encerrado en un ascensor o intentando pasar por inteligente en una reunión cualquiera, no falta el aguafiestas que comenta, agudo y gráfico, cómo flota el corcho, qué bestia la expulsión de la embajadora, cómo sube el gasto público, cuán rápido lee el juez Paredes, que no ha cambiado el reparto de la troncha, la revolución avanza, los impuestos crecen, las libertades se reducen -claro, todo en barrera, mirando los toros de lejos-.
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