Satélite cayó hecho pedazos. Advierten no tocar los restos

Cabo Cañaveral, EEUU.- Un satélite científico de la NASA de seis toneladas penetró en la atmósfera sobre el océano Pacífico y cayó a la Tierra, dijo el sábado la agencia espacial estadounidense, aunque aún no se sabía dónde se había estrellado.

La NASA indicó que su Satélite de Investigación de la Atmósfera Superior (UARS, por sus siglas de inglés), que estaba fuera de servicio, tomó un rumbo impredecible mientras descendía por la atmósfera y cayó a la Tierra entre las 03:23 y las 05:09 GMT del sábado, reseñó Reuters.

«Aún no se conoce con certeza la hora exacta de reingreso y su localización», dijo la NASA respecto al satélite de 20 años. En Twitter hubo noticias de residuos cayendo sobre Okotoks, una ciudad al sur de Calgary, en el oeste de Canadá, que parecían restos del satélite.

La probabilidad de que alguno de los restos del UARS, que pesa 5.675 kilogramos, alcanzara a una persona era muy remota, según la NASA, que la cifra en una entre 3.200. De hecho, la agencia asegura que, desde el comienzo de la era espacial, no se ha confirmado ningún caso en el que haya resultado herida una persona por un objeto espacial durante la maniobra de reingreso.

Como medida de precaución, la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, por su sigla en inglés) emitió el jueves una alerta para los pilotos sobre el satélite, calificándolo como un «peligro potencial».

«Es fundamental que todos los pilotos y miembros de la tripulación reporten cualquier desecho espacial observado», remarcó la FAA en un comunicado.

En el caso de que los restos del satélite hubiera caído en un área poblada o cerca de una, las Fuerzas Armadas de EE.UU. advierten de que los ciudadanos no deben tocar estas piezas, sino avisar del hallazgo a las autoridades.

Ante los rumores que han circulado por Internet de que las piezas podrían contener material radiactivo, la NASA se ha visto obligada a desmentirlo y ha aclarado que la recomendación de no tocar los restos del ingenio radica en que son afilados y pueden cortar.

Además de por razones de seguridad, los ciudadanos no deben tocar los restos porque son propiedad del Gobierno de EE.UU., de manera que, tal como insisten las autoridades, «no pueden venderse a coleccionistas ni a través de la página eBay».

El transbordador «Discovery» transportó en 1991 este satélite, diseñado para medir los cambios atmosféricos y los efectos de la contaminación, y que emprendió su camino de regreso a la Tierra hace seis años.

Pese a la expectación generada, el astrofísico Jonathan McDowell, de la Universidad de Harvard, explicó a la cadena de televisión CNN que el UARS está lejos de ser la basura espacial más grande que ha reingresado a la Tierra.

«Esto no es nada comparado con el viejo Skylab de los setenta, cuando había una estación espacial de 70 toneladas cayendo desde el cielo», recordó McDowell.

Algunas piezas del laboratorio estadounidense Skylab, que se desintegró y cayó en el Océano Índico en 1979, aparecieron en Australia. EFE

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