30S: un país en directo

Por Andrés Cárdenas
@andrescardenasm

Todo sucede justamente en el hospital de Ciudad Gótica. Dent, el alcalde que en otros tiempos fue el símbolo de la lucha contra el crimen, conversa con Joker en esa magnífica interpretación de Heath Ledger. El demente de las cicatrices en las comisuras de los labios le pasa una pistola a un Dent ya con media cara destruida y dice: “Introduce un poco de anarquía. Altera el orden establecido y haz que todo se convierta en caos. Soy el agente del caos”. Y él decide zafarse, desafiante, el nudo de la corbata. Si quieren matar al Presidente, aquí está, mátenlo si les da la gana. Mátenlo si tienen valor. Y Dent pone su honor por sobre su ciudad. Decide vengarse de Gordon, de Batman y de todos. Dividir, abrir heridas, disponer de las personas, fortalecer esa torre inmensa en la que se protege el poder. Inventar un golpe de estado a cualquier precio.

Desde aquel 30S, el Ecuador ha sido el reino de la locura y de la insensatez. Desde ese momento en el que veíamos los enfervorizados discursos en Carondelet mientras al mismo tiempo morían Jiménez, Panchi, Cortez, Bolaños y Calderón, el Ecuador ha sido la construcción de una ficción, un thriller de suspenso y persecución. Para los que pensábamos que éramos un país de “golpes de estado” pacíficos y con salvoconducto, de “revoluciones” bianuales y cacerolazos, nos despertamos en el país del guión escrito en la SECOM y aplicado con la violencia necesaria. Con la violencia de la cárcel, del insoportable peso de la justicia controlada, del bombardeo empalagoso desde los medios de comunicación y la propaganda. Y Morfeo se nos acerca a la oreja izquierda: “Welcome to the desert of the real”.

Por ahora da lo mismo quien tuvo mayor culpa: si la Policía Nacional que decidió olvidar su responsabilidad y abandonar a la gente que algún día confió en ellos, o el Presidente cuya capacidad de reflexión es inferior a su carácter. Esa Policía que cometió la idiotez de encerrar a su jefe, o el Presidente de la honra e imprudencia de 80 millones de dólares. Da lo mismo, ambos cooperan igualitariamente a hacer famosa a nuestra patria de los balazos entre militares y policías. Lo único claro hoy, es que somos el país de Truman. El colmo y la más clara muestra fue cuando vi el dichoso logo del 30S entre las publicidades en Facebook. “Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad”, decía Goebbels. Y a nosotros eso del golpe y del triunfo de la democracia nos lo corean por cualquier aparato audiovisual, medio impreso, BTL, red social o esquina cualquiera. Ofensivo, indignante, cruel. Siguiendo el mismo libreto del ministro de propaganda alemán, antes que la verdad están las hipótesis que no pueden ser desmentidas. Y así, nosotros somos los personajes secundarios. The ecuadorian show, un país en directo. Pero con derramamiento de sangre real.

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2 Comments

  1. The ecuadorian true……… What is wrong with you, slander?  are you blind?…… debes de ser ciego y al mismo tiempo mentiroso, lo vieron en todas partes del mundo, un coup de etate, fallido, no les resulto, el pueblo salio a defender a su Presidente, y la majestad de la democracia,… Ayer se cumplió un año 
    del fatidico golpe dirigido y apoyado por la gran oligarquia, y los hampones residentess een Miami, pero el pueblo los derroto y los seguiremos derrotando. Viva el pueblo.

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