OTAN concluirá su misión el 31 de octubre tras consultar con ONU y CNT

La OTAN va a concluir su misión en Libia el 31 de octubre tras consultar con Naciones Unidas y el Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, según anunció este viernes el secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen.

Los embajadores de los países aliados acordaron de forma preliminar concluir las operaciones para el día 31, y «tomaremos la decisión definitiva a comienzos de la próxima semana» después de mantener consultas con la ONU y el CNT, dijo Rasmussen en una rueda de prensa.

Tras la muerte del ex líder libio, Muamar Gadafi, a manos de los rebeldes, Rasmussen pidió que las nuevas autoridades libias cumplan sus obligaciones de respeto a los derechos humanos y al estado de derecho.

Mientras llegan el final definitivo de las operaciones a finales de mes, la Alianza Atlántica irá reduciendo progresivamente las capacidades de su misión, si bien seguirá controlando la situación y con medios «para responder a las amenazas a los civiles si fuera necesario», añadió.

El anuncio se produjo tras una disputada reunión (solo un día después de la muerte de Gadafi) y en la que las diferencias entre los aliados hicieron que el acuerdo llegara cuatro horas más tarde de lo previsto.

El comandante supremo de la OTAN en Europa, el general estadounidense James Stavridis, había anunciado justo antes del inicio de la reunión que iba a proponer a los países de la Alianza el fin de la misión militar en Libia.

Sin embargo, en la reunión hubo distintas posturas entre los aliados: desde los que apoyaban concluir ya la misión hasta los que pedían continuar un tiempo más hasta que la situación en Libia se haya estabilizado.

Rasmussen restó importancia a estas diferencias y recalcó que las decisiones de la OTAN se toman por consenso entre todos sus miembros.

«Hemos acordado que nuestra misión en Libia está muy cerca de estar completa», afirmó el político danés, quien justificó las largas discusiones necesarias para lograr un acuerdo en que se trata de una cuestión «muy seria».

El secretario general recalcó que el ataque de dos aviones de la OTAN ayer contra el convoy en el que viajaba Gadafi cerca de la ciudad de Sirte, y que propició su muerte y captura, fue «una operación legítima» dentro del mandato que la ONU dio a la organización.

Preguntado acerca de la muerte de Gadafi a manos de los rebeldes libios, Rasmussen mostró su esperanza en que «la nuevas autoridades de Libia asuman totalmente los principios básicos del estado de derecho, respeto a los derechos humanos y completa transparencia».

También dijo que la OTAN y los países no miembros que han participado en la operación «Protector Unificado» pueden «sentirse orgullosos de lo que hemos logrado», al afirmar que han salvado «incontables vidas» de civiles libios.

La Alianza inició esta operación a finales de marzo, al hacerse cargo de todas las acciones militares internacionales en Libia, que habían sido iniciadas por una coalición liderada por Francia y Reino Unido.

En un principio, la OTAN aprobó un plan de operaciones de tres meses, que posteriormente prorrogó en junio y nuevamente en septiembre, aunque advirtiendo ya de que la misión estaría bajo revisión continua y podría terminar rápidamente.

En esos casi siete meses, los aviones y helicópteros aliados han golpeado diariamente los intereses militares del régimen de Gadafi y han acumulado un total de más de 26.000 vuelos, más de 9.600 de ellos con carácter ofensivo para atacar o identificar objetivos.

Siempre alegando la protección de los civiles, los bombardeos de la OTAN permitieron a las fuerzas rebeldes superar durante el verano la situación de bloqueo que el conflicto había alcanzado y progresar hacia la capital, Trípoli, que tomaron a finales de agosto.

Desde entonces, los ataques aliados han ido reduciéndose progresivamente y se han limitado a las zonas como Bani Walid o Sirte, últimos reductos de la resistencia de los seguidores de Gadafi.

En las últimas semanas, la Alianza ha venido indicando su intención de terminar la misión tan pronto como desapareciese la amenaza para los civiles.

Para ello, entre otras cosas, consideraba clave la caída de Sirte -cuna de Gadafi y su principal bastión- y el constatar que el propio dictador no tenía capacidad para ordenar ataques a sus tropas.

Ambas noticias llegaron ayer, con la toma de la localidad por parte de las fuerzas del CNT y la muerte de Gadafi a manos de sus combatientes. EFE

 

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