Obra de Monet se exhibe en habitación del Hotel Savoy donde fue pintada

 

En 1901 Claude Monet, el mayor impresionista francés, pintó La vista del puente londinense de Waterloo desde su ventana del Hotel Savoy de Londres la mañana del 25 de enero. Monet plasmó en colores pastel la perspectiva que observaba desde el balcón de la habitación con vistas al río Támesis en la que se alojaba, donde el cuadro ha vuelto más de cien años después.

La obra, en tonos azules, muestra los arcos del puente en un día brumoso y pertenecía a un coleccionista privado de Suiza desde 1947 hasta que fue vendida este año.

La galería londinense Trinity House, que mostró hoy la obra a Efe, vuelve a sacar ahora el cuadro a la venta por 1,5 millones de libras (1,7 millones de euros, 2,3 millones de dólares).

Tras haberlo mostrado durante unos días en la habitación 618 del hotel de lujo donde Monet se alojó varias veces en vida, el Savoy, de cinco estrellas, ha ubicado la pintura en un pequeño museo, en la planta baja del establecimiento.

El balcón donde se sentó el pintor para crear la obra fue derruido en una de las diversas remodelaciones que ha sufrido el edificio del Savoy a lo largo del último siglo, pero el ventanal de la habitación continúa mostrando el puente de Waterloo desde la misma perspectiva que cautivó al artista francés.

En uno de los viajes de Monet a la capital británica, su equipaje se retrasó unos días, por lo que el artista se vio privado de sus lienzos, pinceles y pinturas.

Mientras esperaba el material, compró en una tienda de Charing Cross papel y colores pastel, con los que compuso el paisaje del puente de Waterloo que ahora sale a la venta.

El francés pintó una larga serie de dibujos durante aquella estancia en Londres, de la que sobreviven 26 obras, cinco de las cuales son del puente de Waterloo.

Esas obras se encuentran actualmente en diversas colecciones alrededor del mundo, entre ellas en el museo Orsay de París y el Smithsonian de Washington.

A Monet le fascinaba la bruma que aparece en Londres en algunos días de invierno más que su arquitectura, hasta el punto de que, en una carta que dirigió a su mujer, afirmó que «Londres sería una ciudad bastante fea si no fuera por la niebla». EFE

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