Fieles mexicanos, poco impresionados por noticia de visita papal

MEXICO (AP) — En un país que al menos nominalmente es 90% católico, podría pensarse que el anuncio de que el papa Benedicto XVI visitará México por primera vez causaría júbilo.

No es que los millones de fieles mexicanos no estén complacidos con la próxima visita de Benedicto XVI, prevista para antes de la próxima Semana Santa, sino que no pueden mostrarse tan emocionados como ocurrió con su predecesor, el papa Juan Pablo II.

El fallecido Papa fue un hombre tan querido en México que el Vaticano prestó sus reliquias, un frasco de sangre y una imagen de cera a su semejanza para una gira de cuatro meses en más de 100 lugares en todo el país. La gira concluye este mes.

Juan Pablo II visitó México en cinco ocasiones, y atrajo a millones de fieles cada vez. La nación tiene el segundo número más grande de católicos en el mundo después de Brasil y fue el tercer país más visitado por Juan Pablo II después de Polonia y Francia.

El Papa habló en español cuando llegó aquí desde la primera vez, granjeandose aun más el cariño de los mexicanos, que a la fecha siguen comprando grandes cantidades de recuerdos con su imagen, como marcos de fotos, estampillas, rosarios y tazas en las tiendas cercanas a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de México.

El Papa murió en 2005 a los 84 años. En mayo fue beatificado, el último paso formal antes de que posiblemente sea declarado santo.

En cuanto a Benedicto XVI, no hay artículos relacionados con él en los alrededores de la basílica.

«Esa Santidad no es muy comercial», dijo Jorge Sánchez, un vendedor de 30 años.

Benedicto XVI confirmó ayer sus planes de viaje durante una misa en la Basílica de San Pedro en honor de la Virgen de Guadalupe, la patrona de México.

El 12 de diciembre es una de las fiestas religiosas más importantes de México. Millones de personas peregrinan a la Basílica para honrar a la virgen de piel morena que según la tradición se le apareció a un indígena el 12 de diciembre de 1531.

Unas cinco millones de personas de todo el país acudieron a la basílica con la imagen de la virgen en grandes cuadros, esculturas de madera y estatuillas de cerámica. Muchos viajaron durante días a pie o en bicicleta como un sacrificio o para cumplirle alguna promesa.

Algunos aplaudieron el lunes cuando el vicario de la Basílica de Guadalupe, monseñor Enrique Glennie Graue, dio la noticia de la visita de Benedicto XVI durante la misa principal en honor de la Virgen.

«Que venga demuestra que quiere a México. Igual, México lo va a querer a él como lo hicieron con Juan Pablo II, pero hay que conocerlo. Hay que ver su demostración hacia México», dijo Socorro Avendaño, de 23 años, quien visitó la basílica el lunes con su esposo y su hija de cinco meses.

En el exterior del templo había mariachis tocando y grupos de bailarines interpretando danzas indígenas con tocados de plumas y haciendo sonar los cascabeles en sus tobillos. Afuera del templo, los peregrinos hacían fila para echar un vistazo al ayate de San Juan Diego, una prenda donde está la imagen de la Virgen y que está colocada detrás del altar.

Queda por ver si el Benedicto XVI podrá generar tanto entusiasmo como su predecesor.

Gabriel Ramírez, un panadero de 22 años, viajó 10 horas en autobús desde el estado sureño de Oaxaca con su esposa y su hija de 10 años para ver la imagen de la Virgen.

«Le tenemos fe a la Virgen. Nos ha hecho muchos milagros porque ya nació mi hija», dijo Ramírez, quien dijo que es improbable que repita el viaje para ver al Papa.

«No creo que venga, porque (Oaxaca) está lejos», dijo.

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