Esposas e hijos de aspirantes presidenciales entran a escena en EEUU

CONCORD, Nueva Hampshire, EE.UU. (AP) — La esposa de Mitt Romney exalta el lado ingenuo y el cariño de éste hacia los cinco hijos y 16 nietos de ambos.

La hija de Rick Santorum comenta que echa en falta la cafetería de su universidad y conversar en línea con sus amigos sobre los planes para la noche del viernes.

Las hijas de Jon Huntsman llaman la atención —que su padre necesita— con la difusión de un mensaje conjunto por Twitter y de videos por internet, incluido al menos uno de gran propagación.

Hay aglomeración familiar cuando faltan unos días para el inicio del proceso en el que se elegirá al candidato presidencial del Partido Republicano: las esposas y vástagos de los aspirantes entraron a escena y hacen más que regalar sonrisas para la foto.

Ann Romney, Anita Perry y Callista Gingrich son las protagonistas de nuevos mensajes televisivos de campaña a favor de sus maridos.

Romney elogia el carácter de su esposo y afirma que «para mí eso hace una gran diferencia» en un candidato.

Perry cuenta la «historia chapeada a la antigua» de que ella y su esposo fueron novios de la secundaria y esperaron para casarse hasta que él dejó de volar aviones en todo el mundo para la Fuerza Aérea.

Callista Gingrich desea a Estados Unidos feliz Navidad «de nuestras familias para las de ustedes» en el nuevo mensaje televisivo de temporada de Newt Gingrich.

Los hijos de los aspirantes, como los de Michele Bachmann y Ron Paul, también aportan su granito de arena. Actúan como sustitutos, estrategas y en algunos casos sondean comisiones de los padres que compiten por el derecho a desafiar en las próximas elecciones al presidente Barack Obama.

Algunas veces los integrantes de las familias hacen campaña al lado de los candidatos y en otras lo hacen ellos solos.

Esta participación familiar conlleva sus riesgos y beneficios. Los relatos que cuentan a menudo imprimen una personalidad más humana a los candidatos y contribuyen a que los electores se relacionen con ellos.

Pero las cosas que dicen y hacen pueden a veces causar dolores de cabeza a los asesores de campaña, sobre quienes recae la responsabilidad de hallar la solución en caso de un problema.

En fecha reciente, mientras Rick Perry cumplía varios días de campaña en Iowa, su esposa se encontraba a cientos de kilómetros (millas) en Nueva Hampshire, donde exaltó ante una comunidad de jubilados que su esposo se educó en un pequeño poblado y con valores conservadores.

La audiencia en el lugar le hizo preguntas detalladas sobre temas como impuestos, inmigración y la pena de muerte.

«(Anita Perry) se desempeñó muy bien», dijo Sid Schoeffler, elector de Concord que no es afín a republicanos ni demócratas. «Cuando ella conocía la respuesta o la línea de la campaña, la recitaba. Si no la sabía, lo decía claramente. Creo que eso fue novedoso».

«Contrario a mis expectativas, ella me causó una impresión favorable», dijo Schoeffler. «Sin embargo, sé todavía si esto es suficiente para atraer mi voto».

Meses atrás, cuando Bachmann ascendía en las preferencias, su esposo, Marcos, fue obligado a salir en defensa de su profesión de asesoría cristiana ante las aseveraciones de que sus terapias incluían «curar» el homosexualismo.

Debido a que Bachman está en el sótano de las encuestas entre los contrincantes a la candidatura presidencial republicana, su esposo fue reemplazado rápidamente por cuatro de los cinco hijos de ambos en la gira terrestre que emprendió la aspirante por 99 condados de Iowa.

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