Testamento millonario

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Como nunca antes, el año 2011 deja un país en abundancia, o por lo menos con los activos suficientes para vivir sin trabajar hasta la próxima asamblea constituyente. Por fin se ha descubierto el valor de lo intangible, de crear cosas y registrarlas para explotación exclusiva, como lo hacen las naciones desarrolladas. Año de pura imaginación, nos revela como uno de sus legados más importantes el invento del insulto, que se ha vuelto más popular que una cerveza helada en verano; ahora, todos y todas quieren hacerse de uno para exhibirlo frente al prójimo como la pieza estrella de cualquier ajuar argumental, el prét-à-porter de la moda discursiva, la minifalda del sofisma.

Bestia salvaje, carnicero, limitadito, gorda horrorosa, eran genéricos, rusticidades reservadas al intercambio florido y barriobajero; hoy, convertidos en indispensable prenda de autoridades, hilo conductor con el que se tejen los discursos oficiales más elevados, alta costura a la vanguardia del uso revolucionario, cuajando con éxito en los círculos mediáticos, los círculos políticos y hasta los círculos judiciales, que buscan desentrañar si una injuria es auténticamente tal, con sello de Chucky Seven, o simple comentario subido de tono, típico de la prensa mediocre.

La misma revolución ciudadana es una marca, vendida con gran éxito en todos estos años, en los que solo el Gobierno ha tenido el derecho exclusivo de hacer, soñar y hablar de la revolución. La revolución está en marcha, la revolución avanza, son otros ejemplos de eslóganes pegajosos, monopolizados publicitariamente, ¡beneficios del mercado! Y cómo olvidar la ingeniosa creación del Buen Vivir, que si se le ocurriera registrarla como marca a Carondelet, habría que ponerse a la cola para el reparto de licencias. Y recordemos, ahora que está Prohibido Olvidar, que esta última también es expresión patentable, junto con 30-S, pues «La Patria ya es de todos»®, aunque la historia y sus marcas son de la revolución.

Definitivamente, el Ecuador ha ingresado a la era del conocimiento y la propiedad intelectual. El buen vivir, por ejemplo, no solamente debería protegerse como invento en el Ecuador, sino que debería ser patentado globalmente, pues la Alba es mercado muy pequeño para tecnología con tanto potencial. Montecristi es quizá la más ingeniosa, que podría utilizarse no ya para sombreros, sino para Constituciones de paja. Que España, Italia y Grecia hagan sus pedidos…

También nos deja el año que muere este gusto adquirido por entretenerse con este tipo de faroles, mientras nos clavan la banderilla negra de la novena reforma tributaria, que se ha promulgado como si tal cosa, se inventa otro sistema de derechos humanos, se hacen la vista gorda con Siria e Irán, se le envían flores a Gadafi, o mueren ciudadanos a manos de sicarios, y no precisamente de tinta. Sí, todo esto es evidencia incontrastable de que hemos alcanzado el nivel de trivialidad propio de las naciones que toman el té de la tarde y contabilizan regalías mientras las repúblicas bananeras mal viven de las dádivas de la naturaleza.

Más relacionadas

5 Comments

  1. Como dicen por ahi;DIOS NOS LIBRE..simon..que se queden nomas como estan;EL PAIS
    EN MANOS DE LA DELINCUENCIA,EL SICARIATO,EL NARCO Y LAS FARC;EL DINERO DEL IESS
    EN MANOS DE RAMIRO GONZALES..YA LES DIO 6500 MILLONES..PERO AUN FALTA LO
    DEMAS;LA ASAMBLEA CON BORREGOS OBEDIENTES ES MEJOR;LOS MINISTROS RECICLADOS LE
    ES NEGOCIO AL PANITA;LA JUSTICIA EN MANOS DE CHUCKY7;UN GOBIERNO SIN
    FISCALIZACION..A FIN DE CUENTAS EL 83% DE LOS ECUATORIANOS SON DE CLASE
    MEDIA…»MEDIA PENDEJA»..SII QUE SE QUEDEN.Y YA

Los comentarios están cerrados.